lunes, 27 de septiembre de 2010

Él estaba allí - y 7

 7-
Y de regreso a la casa de Gallarta. Mañana volverían a su casa. Otra vez de viaje. Ahora a descansar del ágape. En esta Gallarta. Zona minera. Antaño. Lugar de nacimiento de Dolores Ibárruri, más conocida por La Pasionaria. Personaje cuasi mitológico de la lucha obrera y del comunismo y de la Historia de España. Antaño. Miembro que fue, destacado, del Partido Comunista. Gallarta, en la cuenca minera. Donde, antaño, naciera, como ya se ha dicho, el mentado Partido Comunista de España.
La señora de la casa, antigua amiga de su mujer, fue a atender a su anciana madre de la que ya hemos hablado. Férrea mujer cercana a los 100 años. Que había mantenido ella sola a su numerosa prole. Mujer de temple, hembra combativa, ya a las puertas de la muerte.
A diferencia del otro día, esta vez se sentaron en el salón a ver la televisión en un aparato grande, de plasma. Si bien, antes vieron en el ordenador las fotos sacadas en la comida o ágape.
El salón tenía a la parte izquierda un armario que ocupaba casi toda la pared. De madera. Color marrón. Las baldas tenían algunos libros aunque la mayor parte estaban ocupadas por figurillas alargadas y estilizadas adquiridas por la pareja en tierras exóticas donde habían pasado las vacaciones: Rusia, México, Francia, Cuba, República Dominicana, Portugal… El armario guardaba en sus cajones abundante ropa: sábanas, mantas, toallas, edredones… y en vitrinas, tras los cristales, relucían botellas, vasos, copas, platos… El salón tenía, además de piso de moqueta, como la mayor parte de la casa, un tresillo y dos sillones, amplios, mullidos, acogedores; las paredes adornadas con cuadros de muy variada factura, así como otro sofá de dos cuerpos, una lámpara de suelo, con amplio cílindro de pantalla de color blanco; en el techo una gran lámpara y, para los pocos días de frío invernal, dos radiadores. Salón iluminado de día por amplio ventanal que daba a un paisaje siempre verde donde destacaba, enfrente, el Museo Minero, recordando un tiempo pasado que, quizás, poco a poco se olvidará. Y por doquier la cresta blanca de una planta exótica que va cubriendo todos los rincones: ocupando barrancos, invadiendo terraplenes, enseñoreándose de cunetas, adornando pinares… Y que dicen que produce alergías y otras enfermedades. Pero hace bonito y resalta a la luz del día.
Como tenían los invitados que irse al día siguiente se levantaron de sus asientos para acostarse.
Y fue entonces cuando lo descubrió. Cuando se dio cuenta de su presencia. De la presencia del personaje. Lo vio. Estaba allí. De perfil. Mirando hacia la ventana. Su rostro anguloso, decidido. ¿Qué miraba?... ¿El museo?... ¿La crisis?... Quizás. Porque, efectivamente, dicen que hay una crisis. Y, habiéndola, el dirigir, por tanto, su vista hacia fuera, al exterior, a la calle, sería de lo más lógico. Estaba convocada una huelga general para el día 29 de septiembre. Quedaba poco tiempo. De modo que, si las masas se levantaban en rebeldía, la calle sería un reflejo del descontento. Los gritos de los manifestantes subirían hasta el 5º piso y pudiera ser que recuperara, como en el día del Juicio Final, su cuerpo y alma originales, verdaderos. Cosas extrañas se ven a diario. Porque estaba allí. En una foto o dibujo. De perfil. En un marco de 4x4. Mirando hacia la ventana. Allí estaba Lenin. Encima de la cabecera de la cama. Lenin. Junto a otros objetos... Pocos... Se fijó en una matrioska antes de acostarse... Traída quizás, tal vez, a lo mejor, quién sabe de…
FIN