jueves, 30 de noviembre de 2006

Iswe Letu: Basta de tristeza


Llevaba días sumido en profundas preocupaciones por el porvenir de la humanidad y por mi propio porvenir. Estaba sólo. En la soledad más absoluta, -pensaba. Más solo que la una. De pronto hallé una salida: ¡la caza!.

--¡Basta de rendirse a la tristeza! -me dije- "A buscar pájaros voy. // Y conmigo llevo las ganas. // En una mano la trampa // y en otra el dardo y la malla." -fui cantando con gran alegría por el camino.

Y en esto, apareció ella. Ella que era todo un jardín arbolado, fragante y florido. Bajo su enramada me paseo. Pero he guardado respetuoso silencio, sin revelar a nadie la más mínima palabra.

El murmullo de las hojas fue tan dulce como el sabor de sus labios. Era... creo que ya lo he dicho... lo volveré a repetir: un jardín frondoso, fragante y florido.

Luego al agua nos deslizamos. Y del agua salimos con el pez encarnado entre los dedos; pez que, brillando, temblaba entre los dedos.

¡Ah!, jamás me cansaré de repetírtelo: eres un jardín arbolado, fragante y querido. Bien sabes que bajo tu enramada, dichoso me paseo; y que siempre guardaré respetuoso silencio, sin divulgar palabra alguna... ni gesto tan siquiera.

--"A cazar pájaro fui. // Y conmigo llevé las ganas. // Y en una mano la trampa // y en otra el dardo y la malla." -volví a cantar recordándolo.

¡Qué alegría cuando apareciste tú!; tú, que eres un jardín frondoso, fragante... y querido por demás. Suelo decir muy a menudo: a la melancolía, ¡nunca más me rendiré!

Lo decía... hace algún tiempo... Pero rompió el círculo la cacatúa y se acabó el silencio y el jardín. Ahora vuelvo a sumirme en profundas reflexiones, por el porvenir de la humanidad y por mi propio porvenir


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