Enloqueció en las cimas gloriosas del estío…
Con tanta gloria y tanto calor puede suceder cualquier cosa.
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El futuro me aguarda como la hoz al trigo...
Cierto. Ya se percibe el brillo metálico en este crematorio
más caluroso aún que el verano ardiente de mis trigales.
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Voy arrojando ceniza, sombra, olvido....
Cierto. Me estoy muriendo poco a poco.
Y no pongo ninguna voluntad. ¡Lo juro!
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Han soñado amor y se han despertado llorando...
Verdadero. Eso les ha estado ocurriendo
a más de 600.000 iraquíes asesinados.
Ahora, ya se le han secado sus lágrimas
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La fortaleza está en los altos alcores...
Cierto. Nosotros somos de carne y hueso.
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Traen las yerbas secretas sus sabores...
No seré yo quien lo desmienta o lo corrobore.
Son secretas.
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Con fuerza las atierra y deshace...
Con fuerza se puede hacer eso y más.
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Cuando más encendida fue amatada...
Noticia pero que fresca: ¡se vende hielo!
Sino que se lo digan a la leña de la hoguera.
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Con cien mil agrios martirios…
Se pueden cometer 100.000 asesinatos.
Y más.
Que lo pregunten a los miles de iraquíes.
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Juguetes que el tiempo va destruyendo…
Para si los querrían muchos niños pobres.
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Las lindes de las noches se borraron…
Y apareció la aurora roja, ¡qué miedo!
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Con el dolor jugó a las cuatro esquinas…
Y perdió. ¡Qué se le a hacer, otra vez será!
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