Tal vez
deambular por la ciudad,
como por entre la niebla,
e ir tocando las cosas
que de pronto aparecen
y conversar con ellas
de mil cosas insulsas,
sea la labor del romero... Tal vez.
Tal vez
no necesitemos mas
que ese horizonte neblinoso
cuajado de sustancias inasibles,
fugaces parpadeos
hundiendo su luz
en el negro abismo
del que brotaron... Tal vez.
Tal vez
sea inútil buscar
un asidero (mano o pasos)
mas allá de lo apreciable
a simple vista y con la luz
que desde el semáforo
nos viene ya diciendo
que el horizonte se cierra... Tal vez.
Y tal vez
detrás de este semáforo
no haya mas que otro,
pero los que caminan ahora
llevan en los ojos manantiales
donde enjuagar su sed
para seguir buscando;
se esperan en el recodo
del camino sin impaciencia;
se conocen y quieren
una ciudad más clara
libre de nieblas y de abismos.
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