Días y días hablando y escribiendo de él: Urdangarín, Urdangarín, Urdangarín... Empero, ¿a quién le importa este personaje? A nadie. Cuando alguien habla o escribe de este vasco se está refiriendo, sin duda, a la Casa Real, a la Monarquía. Y cuando se habla o se escribe de su suegro, Juan Carlos I, las ideas están apuntando a la Casa Real, a la Monarquía. Porque, vamos a ver, ¿a quién le importa la persona como tal de Juan Carlos de Borbón educado por el odiado dictador F.Franco y puesto por él de rey? ¿A quién le importa ese Borbón que vino a España, traído por el dictador, con una mano adelante y otra atrás, es decir sin un duro, y ahora ha amasado una fortuna limpiamente u oscuramente? A nadie del pueblo le importa nada. Pero si están preocupados los poderes fácticos y los políticos que han construido este tinglado monárquico de las autonomías, donde ellos y la banca y las grandes empresas y la Iglesia Católica y el Ejército... hacen y deshacen a su antojo. Les quita el sueño... no porque Juan Carlos I sea, según un artículo reciente de Martinez Inglés, 'de la banda de borrachos, puteros, idiotas, descerebrados, cabrones, ninfómanas, vagos y maleantes', que puede que lo sea, si bien al común de las personas les ha llegado transformado quizás por la propaganda en un cachondo, simpaticón, mujeriego, campechano, bebedor... y esas facetas, incluso, ante un sector del pueblo, lo hace popular.
-Es un macho. Todo un hombre. Con muchos cojones -dicen queriendo vivir opíparamente como el tal monarca.
No. Esto no les preocupa lo mas mínimo mientras la máquina del Estado funciones bien aceitada.
Ahora bien, en este momento de crisis, con tantos parados, pequeñas empresas y pequeños comercios cerrándose, que venga ahora un urdangarín cualquiera, yerno del Jefe del Estado, del Rey, y se le descubran presuntamente cobros de millones de euros, enriqueciéndose, así, sin dar palo al agua, por ser quien es, usando su pertenencia a esa Casa Real para sus negocios privados, no debe de verse, ante la gente, con buenos ojos.
Gente que se hace preguntas: ¿cómo es que la Casa Real no se ha enterado de esos chachullos? Parece increible. Porque esa real casa cuenta con instrumentos, con herramientas, con agentes mas que suficientes, para indagar en la vida y milagros de todos sus miembros. Entonces, ¿por qué lo ha consentido? ¿no es el Rey, Jefe del Estado, Jefe de los Ejércitos, responsable de la Casa Real? Y si lo sabía; ¿por qué no le paró los pies, o lo denunció? ¿Tiene esa Casa (con mayúscula) algo mayúsculo que esconder? Las preguntas se van sucediendo, las dudas se amontonan: ¿Por qué, si el Rey era pobre (suponemos que relativamente, claro, por un respeto a los pobres de verdad), se ha hecho tan rico? ¿De dónde le han venido las riquezas?...
-¡Nadie se se hace rico trabajando honradamente! -sentencia el clamor popular.
Que el pensamiento del pueblo se les vaya de las manos, a esas fuerzas económicas, eclesiásticas o militares, cuando al fondo aparece una alternativa de luminosa esperanza llamada República, no pueden consentirlo. Y para mas inri les hace temblar porque la República, en España, siempre ha sido cosa del pueblo. Ya lo dice, además, la etimología de la palabra: república: cosa del pueblo.
Hay sin embargo, lo reconocemos, dentro del mismo pueblo ciertos personajes que preguntan ensuciando el porvenir republicano:
-¿Qué república? Porque hay repúblicas y repúblicas y monarquías y monarquías.
Es pregunta legítima. Aunque, aquí y ahora, es una manera de echarle una mano a la monarquía, heredera del franquismo; de darle oxígeno a un estado monárquico que hace aguas por la parte que mejor parecía que tenía taponada las grietas: el Monarca, la Casa Real, el Juancarlismo. Ya conocemos esos argumentos en los que nos hablan de las monarquías escandinavas. Y sabemos quienes son esos bufones, esos desorientadores dentro del pueblo español, y de su curriculum, primero revolucionario y luego auspiciadores de vejestorias monarquías. No hace falta decir nombres. Y para esos razonamientos tenemos aquella frase del gran Bergamín (D. José):
-Hacerse el sueco (Monarquía, Suecia) es hacerse el sordo.
Y esos poderes fácticos (con unos cuantos políticos) se hicieron los suecos poniéndonos una monarquía, con un monarca educado por un dictador fascista, escamoteándole de paso al pueblo el referendun monarquía / república con otra consulta engañosa, un rey que es, según la Constitución Monárquica, jefe de estado y jefe de los ejércitos de tierra, mar y aire, ¡ahí na, y nos dicen que es solo pura fachada!; un rey, al principio, nada querido por proceder de donde venía pero que lavándole la cara durante años han querido popularizarlo transformándolo en un borrachín, simpaticón, campechano, bonachón...
-Y ahora nos llega un gilipollas, un yerno demasiado ambicioso, vasco para mas señas -maldice uno.
-Puede que sea un separatista. De casta le viene al gallo -dice uno.
-Hasta un submarino de ETA -señala el de mas allá.
-Todo podría ser -añade un cuarto.
-Le diremos a Su Majestad que lo estudie -determinó el primero.
-Cualquier cosa antes de que se abra la veda; y jueces, prensa, radio y televisión indaguen en la Casa Real desestabilizando nuestra querida corona.
Y es que se dan cuenta que de seguir así las cosas ya no se podrá sostener que los miembros de esa real casa sean intangibles, intocables ante la miseria reinante: el paro, los deshaucios, el desasosiego, las estrecheces... No es de recibo.
El pueblo, decíamos, se ha puesto a hacerse preguntas y no para: ¿No será el Caso Urdangarín la punta del iceberg?... ¿No se haría la Casa Real ignorante a sabiendas?... ¿Por qué tantos meses sin dercir nada?... ¿Por qué ahora aparta al yerno de los actos oficiales?... Y sobre todo, ¿por qué en estos momentos dicen en la Casa Real que quieren ser transparentes con sus cuentas?... ¿Por qué antes eran opacas?... Y si quieren ser claros como el agua, ¿por qué no hacen públicas sus cuentas desde el origen?... ¿Tienen algo que ocultar?... Preguntas y mas preguntas.
El Caso Urdangarín está haciendo tambalear, sin duda, el prestigio de esta Monarquía. Una Monarquía heredada del franquismo. Una Monarquía, como Estado, que permite a un partido, el PP, tener mayoría absoluta con solo el 30 % del electorado. Una Monarquía que ha aglutinado a franquistas y partidos de la oposición en su marco antipopular. Una Monarquía de la clase burguesa, donde utiliza las instituciones para enriquecerse y empobrecer al pueblo. Una Monarquía que despilfarra el dinero en aventuras militares por varios paíse del mundo con tal de tener contento al Ejército, mientras hunde a millones de trabajadores en el paro.
El que los trabajadores se hagan preguntas, despierten, y deriven su pensamiento hacia senderos difíciles de controlar les preocupa a los poderes fácticos. Eso les tiene en un sinvivir. Y es que el pueblo posee, es verdad, en el horizonte del amanecer a la República. Eso si les preocupa. Por eso, como un solo hombre, están apoyando al monarca pensando en la Monarquía. Los urdangarines y juancarlos les importan un bledo.
¿Urdangarines y juancarlos? No les importan al pueblo. Ni a esos poderes. Se buscan otros. A rey muerto, rey puesto. Y solucionado. Lo malo, para ellos, es que, antes, el pueblo, tome conciencia de la inutilidad y perjuicio de la Monarquía y proclame la República. Como en el 1931.
Y la República, en España, para desgracia de los ricachones, de siempre, históricamente hablando, es cosa del pueblo y no de unos pocos.
1 comentario:
Ahora existen monarquías capitalistas. Parecería un oximoron. Son una realidad.
Y recdordemos que el origen de la mayoría de los males actuales es, sin duda, el capitalismo ... incluídas sus monarquías, todas, incluída la sueca.
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