Oaxaca en el corazón
Mas no quiero que esto engañe al que lo lea, pues yo soñé con amor y me levanté llorando de amor, y sé que es muy pobre aquel que no sabe amar. Eso lo tengo claro...
Bordando mi corazón de firmeza toda mi juventud retoña, hoy, ahora mismo, con la revuelta de Oaxaca. Y aunque me tuvieran cercado no puedría desfallecer. Ya sé que el remedio en que confío es el de los mas mal librados: el de los cien mil agrios martirios dados a los pobres del mundo; pero la vida se ha contado con estos renglones de miseria y de pobreza. ¡Qué se le va a hacer! Desde este lado del mar, odio las causas que originaron la revuelta, odio a los causantes, odio su paso, su olor y odio... hasta a la madre que los parió.
Mas no quiero que esto engañe al que lo lea, pues yo soñé con amor y me levanté llorando de amor, y sé que es muy pobre aquel que no sabe amar. Eso lo tengo claro...
En el borde de todos los cálices, dijo Omar Kayyham, brilla una verdad que debemos saborear, así que eso voy a hacer yo, bordando mi corazón de firmeza sostengo y elevo mi copa, desde este lado del mar océano; y como sé que el amor se comunica mejor en las sombras, acerco mi copa a los labios en esta habitación y de repente como un coro de canciones me acompaña y toda mi juventud primera retoña:
--¡Por vosotros, pobres de Oaxaca elevados a la dignidad de la historia, para que no dudéis ni tembléis a la hora de derribar al tirano, a ese asesino que llamáis Ulises!
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