--"Sobre el bosque que llora, // bajo el viento nocturno, // toda negra, la noche, // se ha acostado dichosa." -cantan regocijadas por la enfermedad del hombrecillo.
Se ha distinguido, siempre, por su crueldad en el combate...
Aquel cuya punta hiere, al parecer insensible, entre pecho y espalda...
Cenará, sin embargo, como todas las noches, con pensamientos amargos, funestos, fúnebres.
Y es que la muerte, que está ante él como el olor de los nenúfares, se apodera de los pies, de las rodillas y...
Luego se propaga, inexorable, como fuego en un horno de tejas...
Salmodiad por él cantos rituales... Preparad ratones, conejos, gallinas, corderos...., vino de palma, cerveza, wodka, ron...
Todo lo que queráis... mucha y abundante comida...
Y muy variados, refrescantes o ardorosos brebajes para el sacrificio...
¡Comed, bebed!...
Pero... ¡ojo!... ¡cuidado!... ¡mucho cuidado!... ¡que nadie se engañe!...
¡No os engañéis vosotros por lo menos!...
Su nombre apesta tanto, o más, que el tufo asqueroso de aquellos que se alimentan con carroña.
--"Sobre el bosque que llora, bajo el viento nocturno, la noche, toda negra, se ha acostado dichosa." -ha seguido oyéndose, con más fuerza si cabe, el cantar de las gentes.
--"Sobre el bosque que llora, bajo el viento nocturno, la noche, toda negra, se ha acostado dichosa." -ha seguido oyéndose, con más fuerza si cabe, el cantar de las gentes.
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