del poeta asturiano David González:
"Esta mañana estuve en una Fosa. En una Fosa Común. Que, en realidad, son cuatro. Cuatro Fosas Comunes. En ellas están enterradas las víctimas de la represión franquista. Un poco más allá está el paredón donde a muchas de dichas víctimas las fusilaron. Cuando yo llegué a la Fosa, junto a Luís Pascual (presidente del Ateneo Obrero de Gijón) para preparar el equipo de sonido para el acto en homenaje a dichas víctimas así como también en homenaje al 76 aniversario de la II República Española que tendría lugar a eso del mediodía, aún había poca gente. Sin embargo, ante la Fosa Común 3 había una anciana (que había venido desde Santander) que le estaba hablando a alguien enterrado en la Fosa Común 3. Le estaba diciendo, su voz empañada por la emoción, sus ojos a punto de empezar a disparar lágrimas, le estaba diciendo: ¡Cómo te mataron, amor mío! ¡Cómo te mataron, amor, a ti, con lo bueno que eras!...Después de la ofrenda floral, cuando me llegó el turno de leer un poema, leí el poema de mi abuelo, Tinta, y mientras lo estaba leyendo pensaba en la mujer de Santander: ¡Cómo te mataron, amor mío, con lo bueno que tú eras!...y comprendí, como luego dije (aunque más brevemente) al terminar de leer el poema, comprendí que ahora sí que mi abuelo y todas las víctimas enterradas en las 4 Fosas Comunes y todas las que aún siguen enterradas en Fosas Desconocidas, todos ellos se habían convertido finalmente en tinta, pero en tinta de la buena, la tinta con la que se escribe la historia de la gente buena, sencilla y trabajadora, la tinta de la historia y la tinta de la literatura, una tinta que permanece y permanecerá indeleble en nuestra memoria para siempre, y luego añadí: que ellos, los asesinos, los represores, también se habían convertido en tinta, más bien en un borrón, en una mancha que ensuciaría ya para siempre una de las páginas recientes de la historia de este país, y que ellos, los represores, los asesinos, siempre serían recordados como eso, como lo que fueron: como unos asesinos...Y ahora que no estoy en el cementerio, sino aquí en casa, me gustaría darle más intensidad a la última frase, que quedaría así: y que ellos, los represores, los asesinos, siempre serían recordados como eso, como lo que fueron: como unos asesinos, como unos putos cobardes asesinos de mierda.
Luego sonó el Himno de la República (el mismo que sonó durante el Open de Australia de tenis de hace unos años en representación de los tenistas españoles) y después de cantar la Internacional frente al paredón donde fusilaron a tanta gente que ni se sabe, unos cuantos nos acercamos hasta la tumba de la escritora Rosario Acuña. Es una tumba hermosa. En la tierra. Rodeada de hierba bien cuidada. Pero lo mejor: a sus pies, de la tierra, crecían tres plantas, plantas con claveles (creo que eran claveles), cada planta con claveles de un color, pero todos juntos, todos los colores juntos, los tres colores, dispuestos de la forma en que brotaban de la tierra configuraban una bandera: LA BANDERA REPUBLICANA."
YO AQUÍ NO PUEDO TRAER LAS FLORES QUE CITA EL POETA DAVID GONZÁLEZ DE LA TUMBA DE LA ESCRITORA, PERO PUDE PONERLE ESTA FOTO CON ESTA NIÑA SÍMBOLO DE UNA NUEVA PRIMAVERA QUE VENDRÁ RADIANTE Y REPUBLICANA
1 comentario:
No entiendo de política ni quiero entender.
Soy apolítica, pero entiendo de primaveras y de personas que no debieron de perecer como lo hicieron.
Te dejo un beso.
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