No se sabe si es del Este o del Oeste
de donde surgió la llamada primera;
pero ahora
en sus cabañas atravesadas por estrellas
y por otras tenebrosas azagayas,
los gallos se enumeran,
soplan en las caracolas marinas
y se responden de todas partes
hasta el regreso del que fue a dormir en el océano
que va a su encuentro con canciones
empapadas por las perlas del rocío.
Jean-Joseph Rabearivelo
(Presque-Songes)
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