Desprecio al monarca
--Nadie desprecia a un monarca, aunque no haya sido elegido por nadie, diciéndole cuatro verdades -eso dijo, en voz muy baja, el Padre de los Secretos; y continuó repitiendo el mismo concepto por si no lo había comprendido:
--Nadie desprecia a un monarca, aunque no haya sido elegido por nadie, diciéndole cuatro verdades -eso dijo, en voz muy baja, el Padre de los Secretos; y continuó repitiendo el mismo concepto por si no lo había comprendido:
--"Ahora te enseño la diferencia, para siempre; y agrego a tu arpa esta brillante cuerda": nadie desprecia a los reyes y le dice cuatro verdades... por ahora.
De pie, en la violenta calle, el Hombre Joven Generoso, singular y soberbio, armado, sin más, de una justa iracundia y primero en la palabra, se burló del Padre de los Secretos.
--¿No tengo acaso un ejército de ñames venenosos e hirsutos arbustos de espinas para protegerme? -replicó a voz en grito.
Pero... ya tiene la espalda que muere en la calle en una línea recta.
Y varios se lo habían advertido:
--Por muy cargado de razón que uno esté, nadie desprecia a un monarca, diciéndole las cuatro verdades...
--Ni se mete un escorpión en la boca sin antes poner la lengua a buen recaudo...
--El poderoso cocodrilo no se atreve a medirse en la sabana con el búfalo, aunque tenga el derecho, todo el derecho, a gruñir libremente: se queda esperando, pacientemente, a la vera del río: ya vendrá a beber y...
Pero él ya tiene la espalda que muere en la calle en línea recta.
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