14) soga
Se puso rojo. Como las nubes que por el este anunciaban tormenta.
"Siente entonces mas que nunca, el vaho de la tierra mojada y su terrible voluptuosidad. Estos meses de transición son difíciles y están llenos de asechanzas. Nos enturbian el ánimo con una melancolía parecida a la de la caída de la tarde. Septiembre acelera y espesa la angustia vespertina...", "... no sabiendo qué camino tomar y haciéndonos las preguntas mas trascendentales. Los primeros escalofríos nos sumen en reflexiones pues un cielo tormentoso tiene, a veces, mas poder que muchas páginas de filosofía. Las mudanzas naturales gravitan sobre nuestra alma y preña nuestra experiencia"*.
Se puso rojo como un tomate. Y cambió de dirección: giró en redondo. En la blanca llanura un punto negro agrandaba el volumen como bola de nieve que desde la cima del monte cae a velocidad vertiginosa. Con tal inercia que el cerebro le paralizó como la muerte.
Y que cambió de dirección, giró en redondo, en el preciso instante en que deshizo el punto su consistencia, su sustancia ... en un millón de carcajadas.
Se puso rojo y se lanzó al abismo donde el coro de ruiseñores, grajos, jilgueros, pardales y demás aves cubrió el sonido del cuerpo al botar sobre el talud.
Mientras las águilas se lanzaban en picado para hacer su desayuno matinal, ella se acercó, varonil, a la vera del precipicio y mirando hacia abajo meó, meó con odio, meó como un machote.
Más tarde volvió a refugiarse, pudorosamente, entre las rocas donde se acurrucó llorando amargamente.
El Neme se compadeció de ella, bajó del cielo y la cubrió; la cubrió con amor, la cubrió también como un machote... en su imaginación.
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