Puede asombrar a algunos este rebrote de la memoria hacia las víctimas del franquismo. Y más cuando tanto hincapié se ha puso en la llamada 'transición democrática' para dar al olvido la represión pasada. En vano. En vano quisieron enterrar el recuerdo: la sangre es muy clamorosa y por consiguiente grita, de modo que se le oye en cualquier lugar donde se derramó. Y en España se derramó a raudales. Y su rumor, aun en tiempo de sequía, siguió oyéndose. Los poetas, que siempre han sido sensibles al sentir de su pueblo, dejaban que su rumor impregnara sus poemas. Valga un ejemplo, un solo ejemplo, de ello: en época tan temprana de 1959, tan temprana porque los vencedores de la guerra de 1936/39 estaban aun en el apogeo de su poder, cuando un poeta Javier Bengoechea, escribía en su poemario 'Fiesta nacional' lo siguiente:
Cuantas veces...
Bajo la luna,
el río se enrojece
con mis preguntas.
Inexplicable:
no hay tapia que no tenga
manchas de sangre.
Bajo los tiros,
cuántas veces la sangre
llegó hasta el río.
.........
Zenbat aldiz
Ilargi-pean
ibaia nire galderekin
gorritzen da.
Adieraezina:
edol-mailarik gabeko
paretark ez egotea.
Tiro-pean,
zenbat aldiz esuri
ibairaino odola.
Javier de Bengoechea
(Tradujo al euskera el poeta guipuzcoano Felipe Juaristi)
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