ARTENAVAS 07: Una Exposición Venida a Menos
Por José María Amigo Zamorano
El 19 de julio se inauguró la sexta edición de Artenavas. Con este nombre se conoce a una exposición de artes plásticas que la villa de Las Navas del Marqués programa como una de sus actividades culturales de verano. El evento comenzó en el año 2002 con cerca de 80 artistas ¡casi na! Y amplia publicidad en prensa, radio y televisión y ha ido reduciendo sus participantes de año en año, como si en su camino, en vez de fortalecerse, se hubiera ido debilitando, adelgazándose de tal modo hasta quedar en puro hueso. Tal es así que el pasado año y este son solo 14 los creadores que se han presentado. Son los siguientes: Luis Eduardo Aute, Diego Canogar, Albert Casañé, Luis Castelo, Santiago Costales, Gabriel Fuertes, Alvar Haro, Evelyn Hellenschmidt, Ángeles Mauriño, José Luis Menéndez, Bruno Mezcua, Eduard Resbier, Faustino Ruiz de la Peña y Jorge Varas. La edad de estos artistas oscila entre 40 y 50 años; y solo uno, el más conocido de todos ellos por otros menesteres artísticos, Luis Eduardo Aute, pasa de los sesenta.
Sería legítimo preguntarse que ¿a qué obedece este adelgazamiento, esta escuchimización numérica? Y lo sería porque no lo sabemos. Como no sabemos cuál era el fin que se quería conseguir. Qué objetivos se marcaron. Como tampoco sabemos qué impulso inicial llevó a los dirigentes del Ayuntamiento a montar una exposición de tal magnitud. Decir que nos extraña esto sería mentir, dado el continuo oscurantismo de sus decisiones a que nos tienen acostumbrados los jefes consistoriales del PP navero..."No lo sabemos", se refiere a mi: yo no lo sé. Y, a mi, me parecen "oscurantistas", cuando no se hace un debate al viento dándole toda la publicidad posible, con luz y taquígrafos como se dice ahora. Eso creo yo que es Democracia en la que todos pueden opinar. No en vano "Democracia" significa "Gobierno del Pueblo". Y como creo que no se ha dado pues... en ese sentido iba lo de "No lo sabemos". Un plural muy particular: el mío. Y que nadie se apunte que me borro, como decía Unamuno.Bromas y plurales aparte... Decíamos más arriba que los expositores de Artenavas 07 son gente madura. Su experiencia, es de suponer, está garantizada por una vida de trabajo a lo largo de esos años, por numerosas exposiciones, y premiada con diversos galardones. Aunque, pienso yo, no están, por la edad, en la mejor posición para transmitirnos, con frescura, los nuevos ideales del arte. Tienen ya callos en sus manos. El tierno colorido de lo que a la Humanidad le inquieta en este momento se logra con carne más fresca. Lo decimos porque el hombre, como persona, individual e intransferible, se hace en la niñez. Y esa, a todos ellos, les queda muy lejos. Se sabe que es, en esa etapa de la vida, cuando se van cristalizando los caracteres que luego paren al artista. Un ejemplo de ello está en uno de los artistas que exponen, Luis Castelo, sus dos obras son: las fotos de un ornitorrinco y una rata. Este expositor nació en Barruelo de Santullán, Palencia, 1961. De niño sus padres lo trasladaron a Madrid. Se interesó por la naturaleza desde su infancia. Su padre, taxidermista de profesión y cazador de afición, le pone en contacto con el campo y los animales. Entablará relación con los que serán más tarde notables biólogos, le encargarán capturas de especímenes diversos para sus investigaciones en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Aquello le permitió conocer desde muy temprana edad animales poco conocidos por otros niños de ciudad: lagartos ocelados, tritones, serpientes, eslizones o ranas de San Antonio. De ahí, de su niñez, le vino su inclinación hacia los animales. Se hizo en la niñez. Y allí quedó. Todo lo demás tiene esa impronta. Esto no quiere menospreciar su valía en el manejo de la fotografía; que además utiliza la técnica que llaman digitográfica y que según la revista Diorama es grabar con luz en soporte magnético/binario.Y como hemos nombrado a este hijo de taxidermista para comprobar que el artista se hace en su niñez, a los demás les pasa igual. Escribiremos algunas cosas de cada uno de ellos: Canogar, ¡ah, Canogar! de casta le viene al galgo: sus esculturas de hierro son airosas, geométricas. Las cabezas, bien modeladas, un poco frías, de Santiago Costales están expuestas en el otro recinto, en Los Toriles; allí también expone, el escultor Jorge Varas, quien parece alumbrar con sus almas de aluminio a los tristes navegantes. El grueso de artistas, doce, muestran sus obras en el convento de Santo Domingo y San Pablo en periodo de restauración: así, Gabriel Fuertes, quien ha enviado varias de sus construcciones, un tanto insólitas, surrealistas diríamos; porque él dice que quiere abrir puertas, sin dar soluciones, vale; y Alvar Haro es un gran cromatista, sus dos cuadros así lo atestiguan; una veterana de Artenavas es la alemana Evelyn Hellenschmidt, quien, como en otras ocasiones, trabaja el hierro con mimo, con primor, casi con exquisitez, colocando siempre al hombre en el centro, pero pequeñajo, como acojonado ante lo que él mismo ha construido; cuadros con estructura arquitectónica, como un arquitecto los planos de viviendas, asi son los cuadros que expone Ángeles Mauriño; de José Luis Menéndez, como de la artista alemana, se puede decir que ya es viejo en esta actividad cultural navera, y que trabaja el hierro a las mil maravilla transformándolo en raíces que se adhieren a la tierra o se elevan al cielo como cabellos agitados por el viento o se convierten en vísceras, costillas…; en el catálogo aparece, hay que decirlo, una escultura que no es la expuesta; de Bruno Mezcua dice el catálogo: "Llegué a una ciudad desierta..." y desde luego la casa está desconchada y sucia, triste, como vuelta en sí misma, aislada, miserable, puede ser un reflejo de esos barrios misérrimos que pululan por los arrabales de las grandes ciudades, o eso hemos querido intuir; otro artista influido por la fotografía es Eduard Resbier, cuyos dos cuadros, muy logrados, son: uno, la superficie del mar y el otro un paisaje de negrura azulada, en la que aparecen como luces alo lejos; Faustino Ruiz de la Peña es el individualismo hecho pintura descoyuntada, cuadros en el cuadro, sin relación aparente… parecen influidos por el cine y el pop americano, hasta se ve un sombrero vaquero del lejano oeste.
CONCLUSIÓN: a la exposición, aunque diminuta, escuchimizada, podría valer más en otro escenario; la come el convento con tanta piedra para tan poca obra; se la traga; luego, en Los Toriles, las esculturas no destacan apenas del color del fondo, por lo que pasan desapercibidas, como si estuvieran agazapadas, mimetizadas, como los animales en el campo cuando se agazapan para defenderse. Pero aquí su defensa sería que resaltaran. Y finalmente, no vemos que el artista, que dicen que es muy sensible a lo que ocurre a su alrededor, trate temas para la reflexión del público: la emigración y su drama de muerte en el mar, o su tristeza en un medio hostil, la guerra (recordamos ahora a Goya y Picasso, por ejemplo), el racismo, el paro, la falta de viviendas para los jóvenes, los bajos salarios, la homosexualidad, la censura, el terrorismo y sus víctimas... En fin, que no se comprometen con temas de nuestro tiempo.