Noche de recuento electoral:
noche de cuchillos y puñales guardados. Y los dientes escondidos tras los labios sonrientes.
Mas tarde (esa misma noche):
comienzan los perdedores a agarrar puñales y cuchillos. Los dientes se afilan y ya brillan como cuchillas de afeitar.
Los vencedores:
ríen, cantan y bailan (más dura será la caída)