Tierra en los ojos
Pensaron los príncipes: "el virtuoso no merece compasión, sino que le arrojen tierra en los ojos”; pero los muy zorros se callaron como mudos
--Como a muerto me echasteis tierra en los ojos, cuando la aurora, aun en ciernes, perfumaba ya, no obstante, desde los árboles fragantes
Le echaron tierra en los ojos y lo rodearon de silencio, pero, en las tinieblas cegadoras, los deseos estallaron en él como violentísimo grisú
Le echaron tierra en los ojos y se callaron, pero las flores de la madre, como vampiros iracundos...
chuparon con furor, con rabia, las venas de la noche, hasta extinguirla en una explosión arcoirisada
--Como a muerto me echasteis tierra en los ojos... Para que no me extraviara en complicaciones fructuosas --me dijisteis.
--Cuando era una maravilla ver la dádiva alegre de las manzanas dulces para los hambrientos pájaros de la enramada
--¡Imbécil! -pensaron los príncipes- No merece compasión, sino que le arrojen tierra en los ojos, por aliarse y admirarse de la luz y los colores
Pero, por si acaso, se callaron; eso si, como muertos...