viernes, 19 de diciembre de 2008

Siguiendo 'El Frontal' de Abdelacid Kacem (6)

(f)

Vi con gozo al evanescente abril

En los tiernos brotes de los chopos.

Conozco certeramente las esperas

En las fallidas citas de las fuentes

Con el anhelo de la sed insatisfecha.

Me acariciaste a la fuerza largo tiempo

Con intención de lograr una tregua

A la promesa arrancada a aquel otoño

Que fue certera angustia de lo porvenir.

Pero el viento continuó con la memoria

Y aúlla salobres pasajes de desconfianza

A los árboles extraviados en la tormenta

Para así quebrar su valiente resistencia.

Lo indecible ya no podrá llevarme más

Como a un invidente a abismo insondable.

Dame el soplo a fin de filtrar los silencios

Para obstaculizarle al viento su mensaje.





-Préstamos de nuevo

Ya nada te pertenece.



(g)

Estoy ciertamente perdido por deudas

Que muy pronto, creo, lograré saldarlas.

Falté a la cosecha de volubles estaciones

Cuando más imprescindible era mi mano

Para la necesaria recogida de los frutos.

Y mírame, tú, si, allí, en la noche usuraria

Vendido a las luces de neón de la lujuria.

Huida fue, sin duda, que no otra cosa era,

punteada por aquellos furiosos ladridos.

Me persigue a todas horas ese tal Shylock

Con su ansiosa y pertinaz insistencia

Para cobrarme si fuera preciso en carne

El exiguo jornal con el que me alimento.

Siento ya como husmea su cánido olfato

En la pista certera de mi último reducto

De mi muy chulesca resistencia individual

E intransferible, mientras mi ego aguante.

Frotado sin cesar a mis aguzados sentidos

En la fatua soledad de jornalero sin zapatos.

Para más inri estoy vestido de cascabeles

Parapetado tras un breñal lleno de oídos

Donde habita además el felino talismán.





-Toma por testigo atajos

Fraudulenta presencia.


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Palabras para una lucha incesante contra el ignorante racismo


Siguiendo 'El Frontal' de Abdelacid Kacem (5)



(d)



Las palabras saltan en astillas bajo la pluma

Porque los hechos contradicen su aliento vacío.

La mano piafa en las páginas de lo ilegible

Ante la brutal claridad del hambre y la miseria.

El corazón se agota por balbucir una sílaba sincera

Ante un festín vergonzoso de vocablos inútiles.

El hambre y la miseria aladas aspiran los aires

Perfumados de los jardines de la superabundancia.

El torno vengador se aprieta lentamente.

Ningún verbo obstruye esa extraña guirnalda.

Dadnos una llave maestra e irrompible

Para abrir el tórax del mundo inmisericorde

Y dejarlo, ahí, vacío de sufrientes, a que se pudra.

Y luego salir, salir, salir, salirnos todos de él.





-Pero nunca sales

Intransferible rehén de una vana constancia





(e)



Sin embargo, ah sin embargo, nos hicieron saber

Que ya mucho antes de nuestro nacimiento

Los caminos se habían cerrado a la trashumancia.

Pero algunos ignorantes intentaron la huida ante el problema

Consiguiendo con su partida desaparecer para siempre

Y para su desgracia de la faz de la tierra generosa

Dándole al simún sus turbantes de cobarde jaqueca.

La arena inmisericorde se tragó sus dromedarios

Y el puñal de los Ancestros, en su mano sonámbula,

Se ceba, sin muchos miramientos, hundiéndolo

Con gozosa satisfacción en la Nada huidiza de su ser.

Se dice que miró de pronto asombrado ante la sonrisa

De un enlutado fantasma de guadaña en ristre

Cuyos dientes blanquísimos brillaban irónicos

abriéndose, con alegre e indudable satisfacción,

a los posibles estremecimientos del miedo seducido.





-Suspender, suspender,

Dejar madurar el original malentendido.

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Poemas para una lucha antirracista y anticapitalista