Tomó el desayuno en la cafetería que tenía frente al hospital y salió a la calle.
Eran la nueve de la mañana. La ciudad despertaba de su letargo y se iba el sudor de la noche por las cañerías y otro sudor, aún mas pegajoso, venía ya acercándose a los poros: se barruntaba un día infernal.
Pero a esa hora, en que las calles estaban recién mojadas y los jardines lucían su riego matinal, él se sentía un hombre nuevo.
Aunque era realista y a pesar de su bienestar sabía que sus reflejos habían perdido velocidad: llevaba unos días ingresado en el hospital y se abandonó un poco.
Se dio cuenta de ello fumando, sentado en la taza del water, viéndose las uñas de algunos dedos del pie jincadas en la carne; sus piernas delgadurrias y peludas y sus calzoncillos manchados de semen, orín y mierda. Terminó de fumar el cigarrillo con el propósito de adecentarse inmediatamente.
Y así lo hizo duchándose y cambiándose de ropa.
Estaba en una edad en la que tenía que hacer constantemente, según él, "examen de conciencia y propósito de enmienda"; o de lo contrario caería en el pozo oscuro de la vejez prematura, o en el mas oscuro aún de la muerte prematura.
Por supuesto que no iba a morir, por lo menos de momento; pero le gustaba jugar con las palabras de significación extrema y la muerte era una de ellas; no, evidentemente, no iba a morir de momento eso estaba claro:
--"Está Ud. como un mozo; puede dar algún paseo por los alrededores; sin excesos, que luego se pagan" -le indicó el doctor.
Sabía que no era un jovenzuelo, pero también sabía que le quedaban suficientes atractivos para encandilar a más de una hembra que se le pusiera por delante.
Ya adecentado, encamina sus pasos al quiosco de la esquina con el fin de comprar la prensa. Para ello tiene que atravesar un paso de cebra, ya que, el puesto de periódicos y revistas, está del otro lado de la acera. No bien iniciaba la travesía oye el chirrido de un frenazo y alguien desde un coche le grita: "¡Imbécil, mira por donde vas!"; inicia un corte de mangas que interrumpe enseguida por su inutilidad: el coche arranca veloz de inmediato.
(continuará)