lunes, 26 de octubre de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Las cosas están así... de jodidas

Las cosas están así: unos cuantos (no sabemos la cantidad) queremos la República. Una república sin muchas concreciones. Vamos, una ruptura republicana. La Monarquía, heredada del franquismo, ya la conocemos. Por sus hechos.

Ahora bien, de esos deseadores de una república, que no sabemos cuantos somos, algunos están metidos en chiringuitos llamados partidos y se creen poseedores de la verdad republicana; otros, creemos que la mayoría, de los que anhelamos una república no estamos metidos ni seguimos las directrices de ningún chiringuito. No nos creemos detentadores de ninguna verdad republicana, pero tampoco nos hemos puesto a debatir cómo sería esa república que ansiamos de todo corazón.
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Habría que decir que somos, en este sentido, espectadores. Sin que sintamos ningún orgullo por ello.
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Luego están los sindicatos (algunos de nosotros hemos estado o estamos afiliados a ellos) que tienen unas organizaciones poderosas. Se llaman mayoritarios; son CCOO y UGT. Esos sindicatos también comenzaron como chiringuitos, ahora son algo más que eso. En todo caso son chiringuitos descomunales.

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Como no tienen ya cajas de resistencia no sirven para resistir huelgas obreras. Y si la lucha se prolonga, los obreros tienen que volver al currelo, tarde o temprano, con el rabo entre las piernas. Esos chiringuitos sindicales viven de las cuotas de los afiliados y de las subvenciones que el Estado les concede por muy diversas actividades. El Estado Capitalista. El Estado de los Capitalistas.
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De modo que tienen que tener mucho cuidado con lo que hacen o con lo que dicen no sea que se queden sin subvenciones. Y entonces... entonces... ¿de qué van a vivir sus dirigentes? Porque con las cuotas de sus afiliados no les da ni para pipas. La aristocracia obrera no podría mantener su ritmo de vida. Y además, ¿cómo van a mantener la burocracia de la que se han rodeado? Tienen que pagar a todos esos empleados. De modo que, como decíamos más arriba, tienen que andarse con mucho tiento.
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En el estado de las cosas, no nos olvidamos de la patronal que, igual que los sindicatos, tienen sus organizaciones, sus locales, sus voceros, sus empleados... Tienen más dinero que los sindicatos que llaman obreros, aunque las sedes están muy cercanas. Fueron antes edificios de los sindicatos verticales, que así se llamaban a los sindicatos fascistas del franquismo. Por lo que están casi colindantes. Se ven muy a menudo, se reunen, hablan. Acuerdan cosas. Entre ellos. A esto lo llaman diálogo social. A este teatrillo o cambalache. Y en eso casi siempre pierden los trabajadores. No las cúpulas sindicales. Y sin embargo no pasa nada, sigue el diálogo social.

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Fuera del diálogo social (o dentro de él) están los partidos políticos que llaman mayoritarios: el PP y el PSOE. Para ciertos comentaristas es un solo partido: el PPSOE con su ala derecha (PP) y su ala izquierda (PSOE) y que en Euskadi podría decirse que forman ya un partido único gobernando. Ambos son partidos monárquicos. Chiringuitos descomunales monárquicos. Ambos han estado en el poder. Han gobernado. Se turnan. Tienen sus organizaciones, sus programas, sus medios de comunicación de masas que les siguen.

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No es facil diferenciarlos. Nos referimos a lo que defienden en los hechos. No en las palabras. En las palabras... bueno... en las palabras se diferencias un poco, tampoco mucho. Y en lo esencial nada.

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Se les puede diferenciar en el origen, en el nacimiento. Uno (el PP) viene del franquismo; el otro (el PSOE) procede de la oposición al franquismo y de la República... ¡Pero eso fue hace tantos años...! Se ha ido diluyendo desde el final del franquismo. Y, aun siendo importante, ya no tiene para sus dirigentes valor esencial. Veamos: unos no quieren que les llaman franquistas y para los otros... ¡ah, para los otros!.. la oposición y la República quedó tan lejos... Luego, estos, han estado en el Poder, han tocado tajada, han manejado, gobernando, la pasta... ya no son lo que eran: están a gusto con el Capital. Es más: son parte de ese Capital acumulado durante el franquismo.

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De modo que, ambos, están llamados a entenderse. Defiende lo mismo.

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Además los que estamos en frente, no sabemos cuantos, somos los deseadores de la República, los antifascistas, los antisistema nos llaman. Unos alborotadores. Para más inri deseamos otra manera de hacer las cosas, más popular, más justa; ¡aquí estamos, somos republicanos!, hemos gritado muchas veces; algunos, como nosotros, aunque no tenemos chiringuito deseamos una república popular y federativa, sin mayores concreciones. Pero ellos... no caben en eso. Creemos. De momento.

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Y por el momento ellos son los fuertes y nosotros los débiles.

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Más allá está el pueblo. Es decir, la mayoría de votantes o que no votan (los menos, claro) Son los espectadoress. Los de las gradas. Unas veces votan a uno de los grandes (de momento) y otras veces al otro (también de momento) porque están las cosas así y no se puede esconder esta realidad. Y es que siempre nos queda alguna servidumbre variopinta, alguna nostalgia, y al final acudimos a votar.

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Y para completar el cuadro queda el PCE, quien con sus chanchullos, traiciones a la causa republicana, con Carrillo y otros de su calaña, ha despilfarrado su riqueza, su prestigio, de tal modo que su republicanismo está puesto en duda por casi todo el conjunto de republicanos, tanto los que tienen chiringuito como los que no lo poseemos; si bien, a estas alturas de la película, no queremos negarle la sal, el pan y la lumbre.

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No se completaría el cuadro sino pusiéramos a los partidos nacionalistas de las nacionalidades. No a todos, claro está, pues algunos, los más luchadores, han sido ilegalizados porque si. Una razón muy carlista, franquista... Generalmente, como la mayoría de los votantes, una veces su voto se inclina al PP y otras al PSOE. Según les llenen, más o menos, su bolsillo.

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Y así va pasando el tiempo y la Monarquía, heredera del franquismo, apoyada por el Capital que hunde sus orígenes en él, va viviendo a cuerpo de rey aglutinándolos a todos. ¿Hasta cuándo? No lo sabemos, pero las cosas están así... mientras los de los chiringuitos republicanos se crean poseedores de la verdad tomados así uno a uno y el resto sigamos siendo meros espectadores.