lunes, 17 de septiembre de 2007

Homenaje a las Víctimas del Franquismo: Nestor Basterretxea II

(palabras de Nestor Basterretxea que vienen del post anterior)


Y seguía viajando el oscuro peregrino.

El cielo azul de camisa azul, se pobló de ángeles exterminadores dedicados fervorosamente a destruir símbolos y a quemar banderas, a prohibir lenguas y a amordazar libertades.
Picasso llamó 'Sueño y Mentiras de Franco', a aquel infecundo y cruel abismo de espantos.
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"Haz una cruz sencilla, carpintero" (*)
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50 años de aquello y aún nos perdura en algunos, lo que el olvida obstina en no concedernos.

Pero la gran memoria colectiva, la última y más joven, pertenece casi enteramente a los que palpan con imprecisión de cosa distante, lo que fue la guerra civil. Les resulta ser como un viejo sistema nervioso que hace años que yace bajo tierra: algo que en horas de nostalgia, comentan los padres o los abuelos, con los amigos de su edad. "¿Te acuerdas?". A la última guerra romántica -como se la ha llamado- le han crecido hiedras hasta en los ojos.

Es cierto que lo propio del tiempo es hacer desvanecer los primeros planos, y disolver la precisión de los contornos de lo que un día fue volumen y color, y detener el movimiento y acallar las palabras: pero es cierto también, que lo que fue vida nunca muere del todo.

Cuando la persistencia del recuerdo se nos configura desde la fidelidad, la gratitud y el reconocimiento, tál es la fuerza del sentimiento, que se invierten las perpectivas para hacer volver hasta nosotros, -recuperados del pasado- las imágenes invocadas.

Esta Exposición trata del compromiso de lealtad irrenunciable que unos artistas plásticos hemos sentido -por sobre el tiempo y el olvido- para con los hombres y las mujeres que lucharon contra el fascismo feroz. Para con los que sufrieron indecíblemente castigos y persecuciones. Para los que ofrendaron en su juventud luminosa, el sacrificio de sus vidas...

"me voy porque la tierra y el pan y la luz, ya no son mías;
me voy porque la espiga y la aurora, ya no son mías." (*)

En memoria de ellos estamos aquí, de los que nunca deben de ser olvidados.

Nos testimoniamos renunciando a odios y rencores: no caben en un acto de amor. Y lo hacemos desde las obras expuestas en estas paredes, reunidas aquí para este homenaje, como expresión fehaciente de nuestra presencia.

Que estas palabras sirvan -así lo deseo- como resumen del pensamiento compartido por mis compañeros artistas, y para dar mayor ánimo -si cabe- a los organizadores de este noble empeño; de esta justa y necesaria manifestación de hermandad.

Nestor Basterretxea

Hondarribia, mayo 1988

(*) León Felipe

Homenaje a las Víctimas del Franquismo: Nestor Basterretxea

Pintura de Saura para el 'Homenaje a las Víctimas de Franquismo


Siempre que se acerca el día 27 de septiembre, solemos recordar otro 27 de septiembre, el de 1975, cuando el franquismo estaba dando los últimos coletazos. Brutales coletazos, puesto que asesinó a cinco militantes antifascistas. Los recordamos puesto que toda la reacción monárquica ha hecho lo posible para que el olvido entierre su memoria. Y también recordamos a todas las víctimas del franquismo que la llamada 'Transición' quiso enterrar bajo toneladas del olvido. Como recordamos asi mismo los esfuerzos que se hicieron por sacarlas del olvido 'oxidado que todo lo entierra' como recordaba el poeta Pablo Neruda.

Uno de los esfuerzos más serios fue el que se hizo a últimos de la década de los ochenta y que encabezó el llamado Partido Comunista de España (marxista-leninista) PCE (m-l). Un partido que desapareció hace unos años y parece que ha vuelto, ahora, a iniciar otra andadura política. A esta iniciativa se unieron casi todas las fuerzas políticas, si bien dejaban a ese partido todo el trabajo, nos suponemos que era para ver si se estrellaba. Así se comportaron todos los actores de esa 'Transición'. Malamente. No se estrelló. Consiguió sacar adelante el homenaje a las víctimas del franquismo con la ayuda fervorosa del mundo del arte y apoyándose en el recuerdo del pueblo español.

En Euskadi se hizo un festival musical en Bilbao, cuyo escenario decoró, con un cartel, el escultor Nestor Basterretxea y la exposición itinerante, por todo el estado español, también llegó a Donostia. Para el día de su inauguración Basterretxea escribió para leeerlo el siguiente texto que luego, creemos recordar, no pudo hacerlo al llegar, como llegó, un jefe del partido en el que, entonces, no sé si ahora, estaba abscrito, Eusko Alkartasuna, y... donde hay patrón no manda marinero:

Nestor Basterretxea:

Los años se asientan en la memoria y nos perfilan la conciencia, de modo consecuente a cómo nos ha sido dado vivirlos: a cómo y según la naturaleza de los acontecimientos ha gravitado en nosotros. Yo pertenezco a la generación de los que aún éramos niños cuando la guerra civil estalló. Como tantos otros chavales de mi edad, crecí en el fragor de unos gritos que no podía entender entonces. Tuve que andar por los caminos urgentes de las huídas forzadas, aprendiendo tempranamente a sortear los peligros, a sobrevivir pegado inevitablemente a las sombras del miedo y desvelado por la constancia palpable de temores acuciantes.

La guerra.

Nos derribaron la puerta de la casa de mi padre, la saquearon y nos arruinaron. Después, fue el exilio.

Un luto de grandes números negros contabilizaba por docenas de miles, las muertes habidas en los fondos fangosos de las trincheras -como una llaga viva- iba dibujando día a día el mapa cambiante de la guerra. Me acuerdo bien de las banderitas de papel y las alfileres de colores que pinchábamos en los mapas murales, después de oír los partes diarios: "Aquí hemos avanzado". "Aquí hemos retrocedido". "¿Qué dice la radio?"; "Que ha caído Bilbao". Y junto a las canciones que conducían a las primeras líneas de fuego, (¡Ay Carmela!, ¡Anda jaleo, jaleo!, Puente de los franceses...) la muerte caminaba inexorable y metálica hasta segar las voces de los hombres, en unos silencios de pana ensangrentada y raída.

Como en Belchite, en el Ebro, en Gernika. Eusko gudariak gera, Euskadi azkatzeko, gerturik daukagu oldola bere alde emateko.

Como un oscuro peregrino con una hogaza de pan duro en el zurrón, el dolor viajaba por las Españas en alpargatas y boina. Viajaba por los altavoces en la plaza del pueblo, o en las procesiones solemnes y salvadoras. Iba en las bombas de los aviones extranjeros o en los cañones bendecidos. Se detenía en el filo de las bayonetas y seguía por los muros acribillados de los paredones soleados de las aldeas. Pasaba la noche en el temblor de las cárceles y se solazaba en el estallido del llanto...

Y seguía viajando el oscuro peregrino.




(CONTINUARÁ ESTE ESCRITO DEL ESCULTOR NESTOR BASTERRETXEA PARA LA EXPOSICIÓN 'HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO' DE DONOSTIA EN EL PRÓXIMO POST)