Una vez, charlando con nuestro médico de cabecera, nos sorprendió su crítica al rey. Y más tarde nos dijo que había muchos que se estaban volviendo republicanos. Al principio no lo entendimos porque era muy derechoso y suponiamos que, esas gentes a las que mencionaba, lo serían también.
Después, si, se nos hizo la luz. Lo que criticaban del rey no era su origen franquista, o su bendición de los últimos asesinatos del franquismo, no era su antidemocratismo declarado ('Yo tengo el refrendo de las urnas de la Historia'), sus cacerías por ahí sin rendir cuentas a nadie, sus juergas, su afición desmedida a las mujeres, sus negocios, sus excesos de bebida, su vaguería y su forma deslenguada de hablar según Anasagasti, no. No no. Le criticaban porque no se comportaba como un militar en jefe del ejército y salía a las calles con los tanques y barría a los que ellos consideraban 'rojos'.
Era una postura de ultra derecha que se estaba abriendo en la sociedad.
De esto charlamos hace ya tiempo. Y por lo que se ve en este momento esa postura está adquiriendo una cierta fuerza.
Ayer el rey ha tenido que salir en defensa de la monarquía; es decir: en defensa del su modus vivendi y su mudus tragandi. Autobombo que no le ha gustado a todos. Si a los dos partidos que gobiernas este estado monárquico: el PSOE y el PP que algunos dicen PPSOE.
Algo le preocupa a la corona. Y no es para menos: ahora no es solo la izquierda la que critica.
Por lo tanto es este un buen momento para que las organizaciones de izquierdas que han luchado por la República, se reunan y discutan un modelo de república, que algunos creemos que debe ser popular y federativa, para cerrar el paso a un republicanismo de derechas, dictatorial y cuasi fascista.
Ahora que la herencia de Franco (esta monarquía) está en sus horas bajas ¡hay que estar muy atento a las maniobras de los reaccionarios!, ¡hay que estar muy vigilantes de lo que pueda hacer el rey que es el jefe del ejército y militar profesional! Porque toda esta algarabía a cuenta de la consulta de Ibarreche y de la quema de retratos del monarca, nos suena a miedo a los sables.