domingo, 11 de marzo de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Siguiendo a Omar Khayyam 6


6.
Se lanzó del nido. Y voló. Era la primera vez. Llegó hasta el primer arbusto. Se posó y descansó. Un poco nada mas. Luego, se aventuró hasta un árbol que estaba a mayor distancia. Cuando llegó a él, celebró su triunfo cantando; y desde ese mismo instante no paró de volar y de cantar. Los trinos le salieron... primero a borbotones, después a raudales. Estaba ebrio de alegría. Celebraba la vida nueva. Mas tarde, embriagado por demás, encontró el camino del jardín. Adentrose, aun más, en la floresta, descubriendo el rostro encarnado y perfumado de la rosa, el arcoirisado aroma de las flores, que dan origen al vino, a la jarra de Vino donde bañar sus alas... Mientras tanto, se le fue acercando, con paso imperceptible, un misterioso murmullo que, al oído, le dijo:


--"Pajarito, pajarito, piénsatelo bien: mira que la vida no retorna jamás; óyeme, atiéndeme, te lo digo muy en serio: no vuelve jamás".


Una Excepción al Seguimiento de O. Khayyam


No se envanezca Frost
de los 1.000 dólares por verso
ni de sus cenas con el Presidente,
que el joven al-Usbuni, llegado ayer de Málaga,
cobró 100 doblas por un elogio
y durmió luego con la reina.

Fernando Quiñones
(Crónicas de al-Andalús)

José Mª Amigo Zamorano: Siguiendo a Omar Khayyam 5


5.
Después de darle vueltas y mas vueltas al por qué de mi estancia aquí, en la tierra, o en otro lugar, o en ningún sitio, he concluido con esta pregunta existencialmente angustiosa de Omar Khayyam:


--¿Y... yo qué le voy a hacer... qué culpa tengo yo... si me traen así porque sí... desde un lugar cualquiera del mundo... de aquí para allá, de allá para aquí... igual que un recadero, como un monaguillo, sin pulsar, jamás, mi opinión o mi libre albedrío?...


¡Y si, en lugar de rayos y diluvios, fuegos e inundaciones, el cielo, al menos, nos quisiera enviar, chaparrones de buen vino; porque es necesario el vino para ahogar miedos, temores o zozobras, o recuerdos que, horadando, la mente nos lacera!