6.
Se lanzó del nido. Y voló. Era la primera vez. Llegó hasta el primer arbusto. Se posó y descansó. Un poco nada mas. Luego, se aventuró hasta un árbol que estaba a mayor distancia. Cuando llegó a él, celebró su triunfo cantando; y desde ese mismo instante no paró de volar y de cantar. Los trinos le salieron... primero a borbotones, después a raudales. Estaba ebrio de alegría. Celebraba la vida nueva. Mas tarde, embriagado por demás, encontró el camino del jardín. Adentrose, aun más, en la floresta, descubriendo el rostro encarnado y perfumado de la rosa, el arcoirisado aroma de las flores, que dan origen al vino, a la jarra de Vino donde bañar sus alas... Mientras tanto, se le fue acercando, con paso imperceptible, un misterioso murmullo que, al oído, le dijo:
Se lanzó del nido. Y voló. Era la primera vez. Llegó hasta el primer arbusto. Se posó y descansó. Un poco nada mas. Luego, se aventuró hasta un árbol que estaba a mayor distancia. Cuando llegó a él, celebró su triunfo cantando; y desde ese mismo instante no paró de volar y de cantar. Los trinos le salieron... primero a borbotones, después a raudales. Estaba ebrio de alegría. Celebraba la vida nueva. Mas tarde, embriagado por demás, encontró el camino del jardín. Adentrose, aun más, en la floresta, descubriendo el rostro encarnado y perfumado de la rosa, el arcoirisado aroma de las flores, que dan origen al vino, a la jarra de Vino donde bañar sus alas... Mientras tanto, se le fue acercando, con paso imperceptible, un misterioso murmullo que, al oído, le dijo:
--"Pajarito, pajarito, piénsatelo bien: mira que la vida no retorna jamás; óyeme, atiéndeme, te lo digo muy en serio: no vuelve jamás".