Ese empeño en buscar el autor intelectual de la masacre del 11 M que divide las organizaciones entre los que piensan y los que actúan (según los que defienden esto) nos muestra un desprecio intelectual hacia los militantes de base de cualquier organización porque implica que estos no tienen cerebro solo son carne en movimiento.
Es, además, una posición sumamente hipócrita: "yo ordeno porque pienso pero no me meto en la mierda ya que se la dejo a las moscas mientras me baño y me perfumo para que el hedor no llegue a mis narices.
Y recordando otra vez las palabras de Aznar (Ansar para los amigotes) de que los autores intelectuales no estarían en desiertos muy lejanos y ni en montañas a las que se tardaría mucho en llegar, cabe colegir también las numerosas maniobras sucias, escondidas, clandestinas y hasta criminales que deben de barajar continuamente esas élites. Eso ya lo sospechábamos y luego se ha demostrado. Un ejemplo pudiera ser aquello de las armas de destrucción masivas para llegar a la guerra en Irak.
Decíamos que sospechábamos maniobras sucias, oscuras, tenebrosas, criminales, no por intuición genial o divina sino porque en la Historia ya hemos aprendido cosas tan siniestras como lo del incendio del Reistag alemán, quemado por los mismos nazis, para acusar a los comunistas, ilegalizarlos y perseguirlos; es decir: para deshacerse de sus enemigos políticos. Por cierto, que algunos han barajado esa misma acción en relación con las Torres Gemelas como pretexto para invadir pueblos y derrocar gobiernos.
Fdo: Iswe Letu
(en un post posterior terminaremos con el autor intelectual)