martes, 25 de noviembre de 2008

Carlos Marx: Opresión inglesa de la India en 5 trozos (III)


Carlos Marx
Dominación británica de la India[1]

Bajo este título escribió Marx un artículo que nosotros lo hemos dividido en cinco partes:1. Una Italia de proporciones asiáticas; 2. La organización de las obras públicas; 3. Laisez faire, laisez aller; 4. Destrucción de la organización social; 5. Base del despotismo feudal.
Lo ponemos aquí, en el blog 'Africano' porque sirve para comprender lo que los estados coloniales, los estados imperialistas y otros de menor cuantía, hicieron en África, muy semejante al saqueo al que sometiron a la India. Y al mismo tiempo nos puede valer para librarnos de ese concepto de que lo primitivo está tocado con un aura de bondad, de pureza, de ingenuidad... y por ende ponernos a llorar añorando
lo pasado como plañideras, como lloricas reaccionarios.

III. Laisez faire, laisez aller

Pues bien, los británicos de las Indias Orientales tomaron de sus predecesores el ramo de las finanzas y el de la guerra, pero descuidaron por completo el de las obras públicas. De aquí la decadencia de una agricultura que era incapaz de seguir el principio inglés de la libre concurrencia, el principio del laissez faire, laissez aller (*). Sin embargo, estamos acostumbrados a ver que en los imperios asiáticos la agricultura decae bajo un gobierno y resurge bajo otro. Aquí la cosecha depende tanto de un gobierno bueno o malo como en Europa del buen o mal tiempo. Por eso, por graves que hayan sido las consecuencias de la opresión y del abandono de la agricultura, no podemos considerar que éste haya sido el golpe de gracia asestado por el invasor británico a la sociedad hindú, si todo ello no hubiera sido acompañado de una circunstancia mucho más importante, que constituye una novedad en los anales de todo el mundo asiático. Por importantes que hubiesen sido los cambios políticos experimentados en el pasado por la India, sus condiciones sociales permanecieron intactas desde los tiempos más remotos hasta el primer decenio del siglo XIX. El telar de mano y el torno de hilar, origen de un ejército incontable de tejedores e hiladores, eran los pivotes centrales de la estructura social de la India. Desde tiempos inmemoriales, Europa había recibido las magníficas telas elaboradas por los hindúes, enviando a cambio sus metales preciosos, con lo que proporcionaba la materia prima necesaria para los orífices, miembros indispensables de la sociedad hindú, cuya afición por los aderezos es tan grande que hasta los individuos de clases más bajas, que andan casi desnudos, suelen tener un par de pendientes de oro o algún adorno de oro alrededor del cuello. Era casi general la costumbre de llevar anillos en los dedos de las manos y de los pies. Las mujeres y los niños se adornaban frecuentemente los tobillos y los brazos con aros macizos de oro o de plata, y las estatuillas de oro o plata, representando a las divinidades, eran un atributo del hogar. El invasor británico acabó con el telar de mano indio y destrozó el torno de hilar. Inglaterra comenzó por desalojar de los mercados europeos a los tejidos de algodón de la India; después llevó el hilo torzal a la India y terminó por invadir la patria del algodón con tejidos de algodón. Entre 1818 y 1836, la exportación de hilo torzal de Inglaterra a la India aumentó en proporción de 1 a 5.200. En 1824, la India apenas importó 1.000.000 de yardas de muselina inglesa, mientras que en 1837 la importación subió ya a más de 64.000.000 de yardas. Pero durante ese mismo período la población de Dacca se redujo de 150.000 habitantes a 20.000. Esta decadencia de ciudades de la India, que habían sido célebres por sus tejidos, no puede ser considerada, ni mucho menos, como la peor consecuencia de la dominación inglesa. El vapor británico y la ciencia británica destruyeron en todo el Indostán la unión entre la agricultura y la industria artesana.

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(*) Dejad hacer, dejad pasar: fórmula de los economistas burgueses librecambistas que defendían la libertad de comercio y la no ingerencia del Estado en el dominio de las relaciones económicas.