martes, 29 de mayo de 2012

La triple negritud de 'Ojos negros'

Obra: Ojos negros
Autor: Eduardo Sguiglia
Ediciones Siruela, 2012
Colección: Nuevos tiempos

Mi alerta gugleliana me ha traido estos 'Ojos negros', narración del rosarino Eduardo Sguiglia.

Eduardo Sguiglia, que nace en Rosario en abril de 1952, es escritor argentino y regresa del exilio a principios de los años ochenta para afincarse en Buenos Aires. Es de suponer que tuvo que huir de la dictadura de los gorilas. Master en ciencias sociales, ejerció la investigación y la docencia universitaria en la Universidad de Buenos Aires y el CONICET. Autor de cuentos y novelas: Fordlandia (1997), No te fíes de mi, si el corazón te falla (1999) y Un puñado de gloria (2003); fueron traducidas al portugués, inglés, italiano y alemán, resultando finalistas en los concursos internacionales Dublín Literary Award y Grinzane-Cavour. Fordlandia, por cierto, fue seleccionada como una de las cuatro mejores obras de ficción por The Washington Post (2000). Su última novela es esta que acabamos de leer, “Ojos Negros” (Ediciones Siruela, 2012). Ha participado como miembro de jurados de narrativa en Casa de las Américas (Cuba) y en Casa del Teatro (República Dominicana). En la función pública trabajó como presidente del ente regulador de los aeropuertos y de la comisión nacional de defensa de la competencia, subsecretario de política latinoamericana y primer embajador argentino en Angola.

'Ojos negros' comienza con una cita de Pepetela: "Hasta hoy los hombres, quietos, atónitos, están a la espera de Suku-Nzambi, padre de los lundas. ¿Aprenderán algún día a vivir? ¿O eso que van haciendo: producir comida para otros, matarse por deseos infinitos, siempre a la espera de la palabra salvadora de Suku-Nzambi, será realmente la vida?".

Una invitación a la acción. Y 'Ojos negros' es acción. Entra, por derecho propio, pensamos nosotros, en el género de relato negro. Negro por partida doble y hasta triple: por la trama, por el continente, África y por contener un tipo de personaje que ha dado mucha cancha a relatos negros: el militante revolucionario, clandestino, de los años 70, que se incorpora, derrotado, a la sociedad capitalista que quiso tumbar or tierra.

Reflejo de la realidad. Hemos visto la trayectoria vital de algunos de ellos: desde el que vende su alma al mejor postor hasta el que sigue, erre que erre, con la Revolución, pasando por el que termina alcoholizado, o el que acaba su vida anónimamente, sin olvidarnos de los que saltan, chaqueteros, de partido en partido, como mariposas de flor en flor (y perdón a las mariposas); son esos cínicos, como aquel que mudó al partido socialista, gobernante en aquel momento, y decía a sus antiguos camaradas, que lo visitaron en su despacho de subsecretario:

-Aquí me veís, camaradas, gobernando... con el permiso de los ricos de siempre.

Es un ejemplo. En el hogar patrio hay suficientes. Por Valencia anda el Blasco, ahora en la extrema derecha del PP, haciendo de las suyas.

Existe otro tipo de derrotado que, sin haber renegado de sus ideales de juventud, se deja llevar por la corriente de la vida y se mete en su cauce, sea cual sea el trabajo que le surja. Es el caso que refleja 'Ojos negros': un argentino (como el autor), antiguo militante de izquierdas (como el autor) acepta viajar a Africa con una misión: conseguir la firma de un tal Tony, hermano de la que lo contrata, para que ella pueda vender la casa paterna. El Congo y Angola (donde estuvo el autor de embajador) será el marco donde se desarrolla la mayor parte de la narración; narración de un tirón, frenética, sin descanso; los que hay, bien dosificados para que la tensión no atragante la lectura, los aprovecha el autor en darnos una visión del pasado del personaje; en ocasiones para mostrarnos aspectos de la realidad africana; verbigracia: el valor de las fuentes orales, el mundo de los antepasados, la significación de las máscaras, cita de autores que escriben sobre Africa (Conrad, Mailer, Pepetela, Gordimer), escena cómica como la del mono y aquí y allá pequeñas pinceladas sobre los diamantes... 

Diamantes, si, porque Miguel, el protagonista, en el ajetreo que comporta su misión, va metiéndose, casi sin darse cuenta, en una red de traficantes de piedras preciosas. Segura salvación a sus aprietos económicos. Aunque, como dice el refrán, la avaricia rompa el saco.

'Ojos negros' de paso nos muestra la corrupción en torno a esta joya, la violencia y la explotación de los mineros en trabajos agotadores en minas de la región de Lundas.

Relatada con lenguaje directo, claro, precisso. Y con modismos argentinos cuando el diálogo lo requiere, vocablos mexicanos cuando es preciso, y aderezado con alguna que otra frase en lenguas de esa parte parte del continente africano.

Relato circular, donde un policía mexicano, Vargas, de muy dudosa moralidad, va escuchando la grabación que Miguel hace de su peripecia africana; relato cuyas postrimerías se enlazan con el principio. Termina con final, relativamente, sorpresivo. Pero previsible, valga el contrasentido.

Un pero, una pega, muy dudosa: el personaje llamado Tony -opinión subjetiva nuestra- no lo vemos del todo bien construido.

Decíamos que el autor pone al comienzo esta cita de Pepetela y nosotros la leemos otra vez: "Hasta hoy los hombres, quietos, atónitos, están a la espera de Suku-Nzambi, padre de los lundas. ¿Aprenderán algún día a vivir? ¿O eso que van haciendo: producir comida para otros, matarse por deseos infinitos, siempre a la espera de la palabra salvadora de Suku-Nzambi, será realmente la vida?".

Y si, sin duda alguna, es una invitación a la lucha, al combate. O, por lo menos, un deseo de que el pueblo se ponga a la brega, que los mineros se levanten. En 'Ojos negros', Calús, un minero, parece mostrar ese atisbo de esperanza.


Pepetela es un gran escritor africano. Le hemos leído Mayombé. El autor cita esta novela. Pepetela es angoleño. Blanco, por cierto. Luchó, con las armas en la mano, contra el colonialismo portugués. Eduardo Sguiglia y Pepetela se conocieron. A lo mejor... tienen ciertas concomitancias político ideológicas... que no vienen al caso literario, claro... pero nos asalta de pronto a la mente. 

miércoles, 23 de mayo de 2012

Chukri mata a su padre literario Paul Bowles



Chukri, “el mirlo blanco de Tánger” mata a su padre 

literario en 'Paul Bowles, el recluso de Tánger'.

Han pasado casi nueve años desde la muerte de Mohamed Chukri (15 de noviembre de 2003). Nueve años sin que se publique absolutamente nada del autor de El pan desnudo. Con la publicación de la obra inédita: Paul Bowles, el recluso de Tánger, Cabaret Voltaire (Barcelona) rescata del olvido al “mirlo blanco de Tánger”.

Chukri consagra su libro Paul Bowles, el recluso de Tánger para elucidar un misterio: la pareja paradoxal formada por Paul Bowles, el escritor americano más célebre en Tánger y Jane, la “genio incomprendida”, que quedó anulada por su marido y fue presa de continuas depresiones. 

El libro habla de Paul Bowles en Tánger, de su relación con su esposa Jane, de su sexualidad, de su miedo de la muerte, de su relación con los miembros de la Beat Generation... Todo un cúmulo de historias y anécdotas que Chukri recrea a través de las vivencias cotidianas que tuvo personalmente con él, a través de sus amigos y de los amigos literarios.

El libro es una aproximación íntima al escritor, pero no es siempre muy servicial y complaciente. Está cargado de emociones, de aseveraciones y de duros juicios que Chukriemite contra su mentor y padre literario.

Paul Bowles, el recluso de Tánger, no se parece en nada a los dos libros de Chukri Jean Genet en Tánger y Tennessee Williams en Tánger. El libro, en su versión árabe, provocó un gran revuelo. Pero cualquier lector fiel a la lectura de Chukri, no se extrañaría de la audacia analítica del autor, tiene que estar acostumbrado.

En este sentido y durante la presentación del libro en la Sala Beckett de Tánger (13 de febrero de 1997) quedó palpable y reveladora la actitud de Chukri hacia su mentor literario. El mismo Chukri contestó a todos los que le acusaron de haber pretendido saldar las cuentas con Bowles: “¿Por qué no? Sí, quería saldar mis cuentas con Bowles porque es un racista, un tacaño, un hipócrita y un ladrón. Aún Más, Bowles es un vampiro”.

Con estas polémicas declaraciones, Chukri sembró la tempestad en el entorno literario e intelectual y terminó por hacer partícipes a todos sus lectores presentando a Bowlesante un tribunal muy peculiar, un tribunal formado por los lectores.

Pero a pesar de las emociones tormentosas que inundan en el libro, la obra tiene una 
importancia bastante particular. El lector no puede permanecer indiferente ante las afirmaciones del autor.

Chukri lo demuestra y lo prueba todo a través de una serie de documentación, aparentemente, real. Y con el firme propósito de dar crédito a la veracidad de sus afirmaciones, Chukri cita textualmente extractos de cartas personales de Paul Bowles y de Jane.

Chukri habla de la producción literaria de Bowles tras haber leído sus libros y para enfatizar sus palabras, recurre al conjunto de su obra en la cual sus héroes están destinados a tener un final cruel.

Este tipo de resultados pone en tela de juicio, según las palabras de Chukri, el deseo de Bowles de vengarse de la existencia humana.

Pero, de vez en cuando Chukri se olvida de Bowles para hablar de sí mismo, de sus amigos, del techo de su casa o de su perroJuba

Chukri se deshizo de su padre en El pan desnudo y para saldar cuentas pendientes acusó, juzgó, condenó y mató a su padre literario, Paul Bowles.

En una extensa entrevista reconoce: “Con mi libro sobre Paul Bowles, habré matado a mi segundo padre. Basta ya de matar padres”.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos de Chukri por conocer la verdadera razón de la presencia de Bowles enMarruecos, termina el libro sin encontrar una respuesta convincente. Chukri está seguro de una sola cosa: Bowlesquiere Marruecos pero no quiere a los marroquíes. Quiere elMarruecos de los años treinta porque persiste en él una visión colonialista.

La problemática del por qué Bowles eligió Marruecos como destino de su residencia quedó y quedará planteada pero un libro de 216 páginas no consiguió contestar. Fue, sin lugar a dudas, el secreto mejor guardado de Bowles, su enigma igual que el enigma de Tánger que lo acogió hasta su muerte en 1999.

Tánger fue la confidente de Bowles, pero quién sabe si la ciudad seguirá guardando su valioso secreto o acabará por desvelarlo y entregar la llave a los curiosos.

Rajae Boumediane El Metn

Traductora de 'Paul Bowles, el recluso de Tánger'


jueves, 3 de mayo de 2012

'FRAP, una temporada en España' o memorias de una derrota


Libro: FRAP una temporada en España
Autor: Riccardo Gualino
Editorial: Amargord ediciones
Primera edición: 2010
Traducción: Matilde Muñoz

No conocimos a Riccardo Gualino. Ahora, con esta obra, nos hacemos una idea del personaje. Nació en Roma (Italia) el 27 de abril de 1941. En 1961 se traslada a España para trabajar y en 1962 se matricula en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Madrid. Al año siguiente se integra en la organización del PCE dentro del ala pro-china y pro-albanesa y poco después sale de tal partido, entrando a formar parte del PCE(m-l). Es detenido con un tiro a bocajarro en la cara en el mes de marzo de 1965 permaneciendo en la cárcel hasta finales de 1968. Sale de prisión y vuelve a Italia  integrándose en el FRAP. Al poco tiempo regresa a España y es detenido, por breves periodos, en dos ocasiones. Publicó numerosos artículos en la prensa clandestina bajo el seudónimo de Mariano Alcántara.

El título de la obra, así, tal como aparece, nos invita a un camino que luego, leído, no es lo que imaginábamos. En realidad no trata del FRAP en su conjunto sino de Riccardo Gualino en particular. Ya en la contraportada, que no habíamos ojeado, se dice que son memorias. Las de él. Las de Riccardo. Y en ese sentido podríamos pensar que, siendo italiano, como es, se pasó una temporada en España metido en el FRAP. Y luego se fue. 

Aunque nosotros nos acercamos al libro pensando que tal vez se refería a lo fugaz, a lo efímero, a lo corto, de la actuación histórica del FRAP. Si bien intensa. Vino el FRAP y desapareció. Cual relámpago en cielo despejado. Claro, no para los actores que creían (o creiamos) en un firmamento borrascoso con gran tempestad y aparato eléctrico. Algo de esto trata el lbro. De pasada. 


-De que la tormenta solo estaba en la mente de los jóvenes revolucionarios de la organización -pensamos, nosotros, ahora, a toro pasado.

Sobre esto tenemos un poco que contar: conocimos a un militante del FRAP de Castilla y León; un verano de 1973 o 74 ¿? nos dijo que iban a emprender acciones armadas; preguntamos si estaban preparados; él nos contestó, muy convencido, que sí; era julio o agosto; en septiempre estaba detenido; para nuestra sorpresa; lo vimos en una foto por televisión; o sea que no estaba preparados.

Poco después una durísima represión, encarcelamientos, torturas, juicios sumarísimos y pelotones de ejecución el 27 de septiembre de 1975 destruyeron al FRAP. No le dio tiempo a enraizarse. Quedó su ejemplo. Si. Pero para una parte mínima del pueblo español. Los que si estaban preparados fueron los franquistas. Tenían la fuerza y masas para darles aire.

De lo anterior también trata Gualino. Reconoce la derrota de las fuerzas revolucionarias. Aquí en España. Y en el resto de Europa. Apela a las nuevas generaciones para que le den la vuelta a la tortilla. Lo dice consciente de que él hizo, entonces, lo que pudo para que la clase obrera y el pueblo triunfaran de la reacción. Pero no puso ser. Ya lo siente. Desde un postura de seguir adelante. No desde la pasividad. A pesar de que está enfermo. De la enfermedad de Crohn. Dicha enfermedad ha acompañado parte de su vida. De tal modo que -según él- 'hay un antes y un después desde que tenía 40 años'. Le ha costado 3 operaciones quirúrgicas, la estirpación del colon y parte del recto, varias hospitalizaciones, la perdida de uno ojo, de un riñón...

-En fin, un desastre. De vez en cuando estoy mejor y otras peor. El estado italiano me ha concedido la invalidez al 80%.

Si, conviene leer el libro. Sobre todo los jóvenes. Aunque -repetimos- el titulo engaña porque no es del FRAP, desde su nacimiento hasta la extinción, de lo que trata, sino de la visión parcial de un actor, relevante eso si, que se muestra en estado de casi heroismo. Sin olvidarse de su compañera Matilde Muñoz. También con cierto heroismo. Le dedica un capítulo a su compañera amada. No es lo que esperábamos. Pero bienvenido sea un granito de arena para el montoncito que fue el FRAP en la reciente Historia de España.