viernes, 9 de febrero de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Río Helado


Son notas que van fluyendo, siempre eternas, de una flauta silenciosa y helada que saluda, irónica, al mañana.

Corriente que, avasalladora, recorre las profundidades de los lentos termiteros, emergiendo, de pronto, ante el espejo.

Es un río soterrado y gélido, recogiendo, estremecido, el desgarro que produce en la mirada inocente de unos ojos claros.

Indiferente a todo: a un talle cimbreado que ceñimos o a un tibio y alto seno que, lúbricos, tocamos.

¡Ah!, por fin te has bajado, sorprendido, de ese alto muro al que te tenía atado tu tierna y cándida mirada.

Igual que la mirada, angustiosamente sorprendida, del antílope kobo poco antes de su muerte.

Río helado que, fluyendo, avanza en la corriente eterna del volcán humano, hasta apagarlo.

Y nosotros colocamos, en el pentagrama de la vida, las notas heladas de silencio, saludando un mañana que no existe.