lunes, 21 de febrero de 2011

Sankara, un hombre rabiosamente honesto


Libro: El África de Thomas Sankara
Autor. Carlo Batá
Editorial: Txalaparta
Año: 2011

La mayor parte de los españoles sabemos poco de África. La asociamos a esclavos, niños desnutridos, moscas, pateras... pobreza por doquier. Y ahora, de pronto, nos encontramos con revueltas en Túnez, Egipto y otros países. Y, ante la visión de arrojo, valentía, decisión de estos africanos, nuestra percepción se derrumba. Mas aun costará tiempo que se vayan del todo los escombros; quedarán por ahí bien visibles; se dirá por ejemplo:

-Esos son árabes. Casi blancos. Mediterráneos al fin. Europeos del sur.

Sin embargo se introducirá en las personas, poco a poco, la idea de que si esto ha surgido es porque no todo en África eran hambres, niños con la barriga abultada etc., etc., etc., sino también hombres y mujeres que trabajan y piensan en como solucionar sus hambres, malnutriciones, enfermedades, analfabetismos, sequías... 

De vez en cuando, es cierto, veíamos sobresalir a algún africano v. gr.: a Kofi Annan, Secretario General de la ONU y pocos más sin darle importancia. Cuando Wole Soyinka, el nigeriano, ganó el Premio Nobel de literatura, oímos hablar a la envidia, por boca de un escritor español, ya muerto, muy leído por la derecha franquista, despreciando lo que ignoraba, según nos enseñó Machado (D. Antonio), diciendo algo así como:

-¡Qué mierda de premio! ¡Si nadie conoce a ese escritor!

En fin...

Para ayudarnos a conocer esa otra África: la de los emprendedores, revolucionarios, arrojados, decididos y valientes, la de los que han ido sembrando de ideas el desierto y la selva, las sabana y los valles, para desembocar en estas sublevaciones, está este libro cuyo título particulariza el continente africano: 'El Africa de Thomas Sankara'. ¿Quién es ese Sankara que el rótulo menciona? A lo largo de 213 páginas se nos va perfilando este personaje que 'nació el 21 de diciembre de 1949 en Yako, entre Kaya y Ouahigouya, en el reino mossi de Yatenga, en la parte septentrional de la colonia francesa del Alto Volta', que fue presidente de esa colonia, rebautizada por él como Burkina Faso o tierra de los hombres dignos u honestos.

El libro consta de 8 capítulos con un prólogo, una introducción, un epílogo y 6 anexos, que sirven para completar la mayor parte de los capítulos, escritos por personalidades italianas.

Cada página que pasamos leyéndolo nos acerca, un poco más, a este personaje, lo hace más interesante, hasta convertirlo en excepcional, gigantesco casi, por lo sencillo y humilde; y sobre todo porque no sucumbe a la desesperación, a la impotencia, ante la inmensidad de los problemas que tiene que salvar para avanzar con su pueblo en pos de la resolución de los mismos.

Nosotros sabíamos algo de él. Recordábamos lo que René Dumont, al principio del primer capítulo del libro 'En favor de África, yo acuso', decía: 'Alto Volta no es un país "en vías de desarrollo", sino un país "en vías de destrucción"; cita con asterisco que rezaba a pie de página: 'Título del informe enviado al jefe de Estado de Burkina Faso, Capitan Thomas Sankara, como recensión del estudio que nos había pedido'. Esto nos mostró la presencia de un hombre preocupadísimo por su patria y contradecía las opiniones vertidas por unos burkineses, que se decían marxistas leninistas, a los que conocimos en un campamento internacional en la sierra madrileña, hace años.

Aunque el libro de Carlo Batá no es una biografía personal de Sankara, sino una exposición de su pensamiento político, en el primer capítulo hace un repaso de sus peripecias vitales: infancia, paso por establecimientos escolares hasta ingresar en la carrera militar a los 17 años 'en la École Militaire Preparatoire de Kadiogo, única posibilidasd de seguir los estudios para un joven proveniente de familia no pudiente'. De allí lo trasladan a la Académie Militaire de Antsirabe, en Madagascar. Estando en la isla africana escribe en su diario: 'Un militar sin formación política no es más que un criminal en potencia'. A continuación pasa a Pau (Francia), a Rabat (Marruecos) para regresar a su patria en 1974 nombrándole jefe de una unidad en el conflicto entre Alto Volta y Malí. Y ya está casi en la cumbre pues le atorgan el mando de la división de paracaidistas del Centre National d'Entraînement Comandos de la ciudad de donde conoce a Jerry Rawling que luego sería Presidente de Ghana. En 1981, tras ser ascendido a capitán, le mandan a la capital del estado y el presidente Saye Zerbo le nombra secretario de Estado para la Información. El gobierno en el que participa anula el derecho de huelga y detiene al secretario de la confederación sindical lo que provoca la dimisión de Sankara quien declara en la televisión: 

-No puedo contribuir a servir los intereses de una minoría.

'Lo detienen y encarcelan en Dèdougou donde le espera un  tribunal militar'. Los acontecimientos se precipitan: golpe de estado, derrocamiento del presidente, nombramiento de otro, Sankara recupera la libertad y es elegido jefe de gobierno.

Y es en el gobierno donde brilla con todo su esplendor, donde se agiganta su estatura solucionando problemas casi insolubles: el analfabetismo, la sequía, las enfermedades... la defensa del medio ambiente que en su país es vital, pues el desierto avanza y hay que pararle los pies 'reverdeciendo el desierto' que es casi como ponerle puertas al campo; desde ese puesto se ven con más claridad las necesidades del pueblo burkinés.

El de Sankara es un gobierno revolucionario que 'llegó al poder gracias a una alienza entre exponentes de la revuelta popular contra los gobiernos corruptos y un grupo de jóvenes militares coordinados por él'. Sabe que se debe a su pueblo y el 90% son campesinos indigentes 'arruinados por las tradiciones feudales y los restos del colonialismo, la inclemencia del clima y los privilegios de una ciudad voraz'. Este presidente rebelde está a favor del desarme mundial, de la independencia político-económica frente al imperialismo y el capitalismo. Es además el presidente más pobre del mundo, pues 'no podemos ser dirigentes ricos de un país pobre'. Lo que tiene es: 'unos libros, una motocicleta y una pequeña casa que sigue pagando a crédito'. Para demostrarlo es firme contra abusos y robos. Y cuando contempla en sanidad, o educación, por ejemplo, que el 80% del presupuesto se lo lleva el funcionariado, se pregunta: 

-¿De donde sacar el dinero para las reformas?... ¡Ah, mira, pues que se arrasquen los bolsillos esos prilegiados! La mayoría de mis paisanos no tiene de qué comer. Y el estómago no espera.

Y sacando de allí, de aquí y de acá consigue abastecer de agua y comida a los habitantes de su naciön: '10 litros de agua y 2 comidas para todos los burkineses'.

Pero para lograrlo ha tenido que abolir los privilegios de los jefes tradicionales y enfrentarse a la burguesía urbana, en el interior; y en el exterior enemistarse con las superpotencias, las multinacionales... Es decir: se ha granjeado muchos enemigos y poderosos. 

Si, es cierto que se han construido pequeños diques, acueductos, pozos; que se ha frenado el desierto, que se ha prohibido el corte abusivo de leña; que su capital ha creado un famoso festival de cine; y se han edificado muchas salas de cine; y escuelas, y hospitales; que se ha iniciado la construción de un ferrocarril para que llegue hasta las minas de manganeso, cosa que el Banco Mundial no quería. Como es cierto que no se ha conocido otro presidente como él que viaje en un turismo, que coma dos veces al día, que se abstenga de carne y bebidas multinacionales; presidente que lucha por las mujeres,  por no pagar la deuda externa, por la autodeterminación palestina, contra el aparheid sudafricano, contra la invasión soviética de Afganistán, y contra la invasión yanqui de Granada, a favor de la Nicaragua sandinista, de la revolución cubana, admirador del CHE... Todo eso es cierto. 

Mas los enemigos le han echado el ojo y se confabulan para pararle los pies. Los poderosos del mundo no podían dejar que su ejemplo se propagara. Y estaba escrito. El lo había vaticinado:

-No llegaré a viejo.

El 15 de octubre de 1987 era asesinado por un grupo de soldados a las órdenes de su compañero de gobierno y amigo Campoaré. De estos amigos está el infierno lleno. Por cierto, este traidor estaba casado con una hija de Félix Houphouët-Boigny.presidente de Costa de Marfil que fue un títere de Francia. Muy probablemente no estaría lejos del asesinato el colonialismo francés. Lo enterraron clandestinamente por miedo a la reacción popular. Que no se produjo. Y en el poder sigue este traidor que clausuró todos los planes, se compró un avión potente para sus traslados, cortando de ese modo la línea revolucionaria de ahorro. Pero la sangre derramada aun lo persigue: hoy mismo tenía que llegar a Abidjan en Costa de Marfil y las agencias informan que ha suprimido el viaje porque lo esperaban manifestantes protestando de su llegada con retratos de Sankara.

El libro plantea una cuestión -y con esto terminamos-: ¿Por qué no se levantó el pueblo burkinés protestando por su muerte?. Algo debió hacer mal en esos cuatro años. Pero el autor no responde a su pregunta. Si a otras muchas, de candente actualidad.

José Mª Anigo Zamorano


martes, 8 de febrero de 2011

José Mª Amigo Zamorano: Eusebio García Luengo (*) en 'La gallina ciega'


'La gallina ciega', si, 'La gallina ciega'. Así se llama una obra de Max Aub (1). Tiene 429 páginas en la reedición que acaba de sacar a luz el diario Público.

Pues bien, llevaba leyendo 331 y no había encontrado aun su nombre escrito. Tentado estuve de cerrarlo, cuando al pasar la página lo hallé: allí estaba Eusebio García Luengo citado en la siguiente pregunta: '¿Por qué García Luengo v. gr., no me dijo: soy Eusebio? No lo comprendo'. Y nada más, dentro de un corto apartado o capítulo (si puede llamarse así) de la 'La gallina ciega' que luego reproduciré (2).

He leído esta obra solamente por ver si lo que Eusebio me había comentado era cierto.

Eusebio García Luengo, para los que no hayan oído hablar de él que serán la inmensa mayoría, fue un escritor nacido en Puebla de Alcocer (Badajoz) pero que vivió la mayor parte de su vida en Madrid. Republicano, estuvo muy cercano a los comunistas y sobre todo amigo del escritor comunista palentino César M. Arconada. Según Eusebio su marxismo era de 'impregnación de ambiente'. Conoció a practicamente todos los escritores de la República. Hasta vivió cerca de Azaña pues tuvo unas relaciones estrechas con el cuñado del presidente de la República, Cipriano de Rivas Cherif. Ambos eran muy aficionados al teatro.

Citar los amigos y conocidos a los que trató sería interminable: ya en esta monarquía heredada del franquismo el Presidente del Tribunal Consttitucional fue amigo suyo Garcia Pelayo se llamaba, Elena Soriano, Cela lo invitó a su boda, Gerardo Diego, Carlos Gúrmendez, González Figueroa... Y antes Arconada, Wifredo Lam, Neruda, Sender, Machado...

Eusebio veraneaba en Las Navas del Marqués. Allí lo conocí por los años 90 del siglo pasado, entablé amistad con él y nos pasamos durante varios años charlando... Bueno, hablaba él solo. Y daba gusto oirle.

Creo que fue a raíz del discurso que tienen que leer los nuevos académicos para entrar en la Real Academia Española cuando me habló de Max Aub. Un nuevo académico entró en la citada institución y versó su discurso sobre Max Aub. No recuerdo el nombre de ese académico. Pero es un escritor muy connotado que ha escrito numerosas novelas. Algunas de peso, en páginas, considerable. Escritor al que no he leído. Un pecado que debo confesar. Aunque me condene al infierno. Este escritor, según los entendidos en los vericuetos de su novelería, es de un izquierdismo muy sospechoso, tanto que -siempre al decir de estos sabios en su escritura- tiene unas posturas de revisionismo histórico poniendo en el mismo nivel a los republicanos y a los fascistas que se sublevaron, arma en mano, contra el gobierno legal, legítimo, elegido en las urnas, de la República. En fin... eso dicen... de este literato que cogió la llave de Max Aub para penetrar en el recinto académico.

El ver resucitado a Max Aub no le sorprendió a Eusebio García Luengo. A pesar de ser un desconocido para la inmensa mayoría de los españoles. Como lo era el propio Eusebio. ¿Por qué no se asombró? Por dos cosas: una porque la vida da muchas vueltas y en literatura también y lo que hoy parece entoñado para siempre resurge, nuevo y luminoso, con las mismas galas de su juventud más joven; y segundo porque escribe muy bien. Esas fueron las razones de D. Eusebio.

Le dije que había leído algunas obras de Max Aub. Pocas. Que el FRAP lo había citado con admiración y respeto. Quizás por ser escritor valenciano. El FRAP tenía militantes valencianos relevantes. Quizás por eso... Sabía, eso si, que regresó del exilio a España -estaba refugiado en México- para dar una vuelta de pocos días y que se marchó diciendo que lo que mas le había gustado de la televisión española fueron las cartas de ajuste.

-No me extraña que dijera eso viniendo de él. No tenía pelos en la lengua. Si, efectivamente, a finales de los sesenta pasó por España. Yo asistí a la presentación de uno de sus libros.

-¿Lo conocías?

-¿Y quién no conocía a Max Aub?... Lo conocí y lo traté. Creo que llegamos a ser amigos.

-Pero no fuiste a saludarlo.

-No. No lo hice.

-Un poco desleal por tu parte.

-Bueno... Verás... Estuvo siempre rodeado de gente. Personas que ni lo habían conociddo, ni tratado, ni cristo que lo fundó. Y yo atrás, mirando. Con mi timidez incorregible. No me atreví. Me dio corte. El orgullo me pudo. Los tímidos somos muy orgullosos. Y eso nos paraliza.

-No te preocupes. Él tampoco se acordó de ti.

-Al contrario. Me cita en 'La gallina ciega'. Un familiar, que la ha leído, me ha dicho que me nombra reprochándome que no fuera a saludarlo. Yo no la he leído. Mi vista ya no me permite acceder a las letras. ¡Qué le vamos a hacer!

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El texto del apartado o capítulo o trozo o como quiera llmarse es el siguiente:

(2) "A firmar ejemplares de No que saca hoy Cuadernos para el Diálogo, en una librería (Cult-Art, ¡hazme el favor! Me recuerda el Pul-Mex de Puebla. Prefiero el segundo -una pulquería tal como su primera sílaba indica) de la calle Bravo Murillo, en el sótano, como debe ser. Parece que han repartido muchas invitaciones. Llegamos, bajamos, cien personas, ni tiempo tengo de quitarme la gabardina; me siento y me pongo a firmar ejemplares. Ni siquiera pregunto el nombre, me lo dan, añado 'sinceramente', 'con amistad', 'agradecido' etc., firmo. Otro. Otro. Otro. Ni siquiera levanto lacabeza para ver a quien le toca el ejemplar. Uno, otro, otro, otro.
Hasta que llega alguno que me toca de cerca: Gloria Fuertes -a quien hice avisar-. Luego, Luis Rosales: me quedo estupefacto, me levanto, flash, foto, abrazo.

-Gracias.

-¿Había sido conocido mío alguna vez?

Luego me enteré que allí había viejos amigos que 'no se atrevieron a acercarse'. Me doy a los demonios. ¿Cómo querían que los reconociera? ¿Por qué García Luengo v. gr., no me dijo: soy Eusebio? No lo comprendo.
A las dos horas no puedo con mi alma. Algún periodista -de los periódicos que ya se cansan de tanto ver hablar de mi- dirá. mas o menos: 'Un anciano medio calvo firma sin fijarse, como si no le importara'.
Si, sí me importa. Pero no puedo levantarme a hacer un discurso.
Todos, muy amables. Lo que quiero es meterme en la cama. Me duele la mano, la cabeza, los hombros, el alma. Pero estamos metidos en un engranaje."

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¿La obra? Bueno, es lo que es: impresiones de una visita. Impresiones que son muchas veces chispazos agudos, atinados, de la realidad de los años 70 del siglo pasado y de lo que ha venido a ser en el futuro. Una visión pesimista de los españoles, también. Entrevistas con numerosos escritores y editores. Merece leerse. No ha perdido gracia. Si actualidad, claro. Es necesario un comentario más pormenorizado que no es lo que yo quiero resaltar ahora.

Max Aub en 'La gallina ciega' páginas 331, 332; Diario Público, colección Voces Críticas, Barcelona 2010
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lunes, 7 de febrero de 2011

José Mª Amigo Zamorano: Antonio Varas, poemas bajo la lluvia


Ayer domingo fui a ver una muestra de pintura. Exponía Antonio Varas. Madrileño de 1954. Diez años más joven que yo. Es decir, jovencísimo. Licenciado en BB. AA por San Fernando de Madrid. 'Catedrático de Bachillerato en Bejar primero y luego en un instituto de Salamanca', según rezan las 'notas biográficas' del catálogo. 

Catedrático. ¡Ahí es na! 

Según me informaba mi amigo, el escritor Eusebio García Luengo, catedrático es un grado muy superior al de profesor. Me supongo que profesor es un grado muy superior a maestro. Yo fui profesor. Un tiempo. Corto. Hasta que el gobierno de turno decidió que habrían de llamarnos, a los profesores de las escuelas de niños, maestros. Maestros, como se decía antaño. A este amigo le gustaba más la palabra maestro que profesor. Y a mi, también.

Fui a ver la exposición con unos amigos y amigas. La muestra la componían cuadros de calles de ciudades (no todos) que, al artista catedrático, le son, pienso, más entrañables: Madrid, Salamanca, Avila, Valladolid... 

(Los puntos suspensivos quieren decir que tal vez hubiera alguna más, pero ahora no recuerdo. Este olvido, a mi amigo Eusebio García Luengo, que en paz descanse, el escritor ya citado, con 90 años le sublevaría. ¡Cómo se revolvía cuando no le venía a la memoria algún nombre!)

Cuadros de calles (la mayoría, he dicho, no todos pues también hay paisajes) con personas paseando bajo la lluvia con paraguas -los paraguas deben ser una obsesión- sin palo o cayado o vara, o como sea que se llame, por donde agarrarlo. Airosos. Paraguas airosos. Etéreos. Como etéreo es el momento que, al que ve y lo plasma en el cuadro, le trasmite el aire a su espíritu. Y lo transforma en instante eterno. O pudiera transformarlo. Salvo que antes de esa eternidad luminosa algo lo destruya: unos bárbaros, los gusanos, la lluvia, un terremoto, el fuego... Mas si eso no ocurre, esa milésima de segundo ofrecido a la vista queda gravado en la retina del artista 'Catedrático de Bachillerato' y volcado, el poema visual de singular cotidianeidad, en un cuadro. Para siempre. 

Eterno poema para placer de la vista. Poético instante del transcurrir de los días. Que no se da siempre. Que es un chispazo que se va como el humo si no es retenido. Un momento original. Originalísimo. Y no vuelve a repetirse nunca. Jamás. Ni en objetos, ni en personas, ni en colores, ni en luces, ni en temperatura sentimental. No hay tiempos iguales. Similares, quizás. Y esa riqueza que nos viene (y más al artista) hay que apresarla en la red de los colores. Una riqueza cromática que nos acaricia o nos araña (de todo hay en la Viña del Señor, no en la Viña Varas que es risueña, amable, cordial, o eso parece) y tenemos la necesidad de aprisionarla para que no se esfume como humo y devolverla envuelta en caricias o rasguños (no en el caso de Antonio Varas) que solo algunos pinceles logran perpetuar. 

Esto, para nosotros (me incluyo, claro) lo ha conseguido Antonio Varas. Cuya calificación, por supuesto subjetiva, es de sobresaliente. Así lo hice constar en un cuaderno que, en Las Navas del Marqués, tiene el Espacio Cultural de la Caja de Ahorros, a disposición del público contemplador.

Y para que conste en Internet lo hago en este blog. Por supuesto, el artista no necesita mi comentario. Pero si sirve para que otros vayan a ver sus pinturas habrá valido la pena.





Para mayor información:  http://www.antoniovaras.com/biografia.asp


jueves, 3 de febrero de 2011

Agustín Millares Sall (*): No vale (1)


Te digo que no vale
meter el sueño azul bajo las sábanas,
pasar de largo, no saber de nada,
hacer la vista gorda a lo que pasa,
guardar la sed de estrellas bajo llave.


Te digo que no vale
que el amor pierda el habla,
que la razón se calle,
que la alegría rompa sus palabras,
que la pasión confiese: Aquí no hay sangre.


Te digo que no vale
que el gris siempre se salga
con la suya, que el negro se desmande
y diga 'cruz y raya',
al júbilo del aire.


Vuelvo a la carga y digo: Aquí no cabe
esconder la cabeza bajo el ala,
decir 'no lo sabía', 'estoy al margen',
'vivo en mi torre' y 'no se nada'.


Te digo y te repito que no vale.
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(*)  http://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_Millares_Sall

(1) Título tomado de del libro '40 Poemas', Editorial Helios, Madrid 1970, colección 'Saco Roto'.