jueves, 25 de junio de 2009

'El nicho de la vergüenza' de Kadaré

Cuando leímos hace años 'El nicho de la vergüenza' de Ismail Kadaré -escritor albanés que ahora ha recibido el Premio Príncipe de Asturias de Las Letras- copiamos el siguiente párrafo no sabemos el por qué:


"Fue tras la visita a su palacio de un poeta George Byron (*), cuando le habló por primera vez de la inmortalidad. Ese fue el primero y único hombre con el que ella lo traicionó. No obstante fue una traición informe, sin ojos, palabras, ni carne. Era como un crepúsculo de luna. Él era hermoso y cojeaba y tenía casi su misma edad. Era bajá en su país (allí a los bajás los llaman lores) y escribía versos como Haxhi Serret. Permaneció dos días en el castillo de Topelana y al tercero, al anochecer, partió por el camino que conduce a Grecia".







Enhorabuena a Ismail Kadaré del que también hemos leído 'El general del ejército muerto', 'El gran invierno', publicadas por VOSA (editorial ya desaparecida) y 'Los tambores de la lluvia' que quizás fue la primera novela traducida al español aunque no recordamos ahora la editorial, aunque nos viene al cerebro la editorial Destino. Quizás.


________

(*) Alude al poeta romántico inglés Lord Byron, quien en su lucha por la libertad de Grecia visitó Albania.

viernes, 19 de junio de 2009

José Mª Amigo Zamorano: un socialista de nombre José Segovia


Un socialista llamado José Segovia Pérez



Título: Anochece y aun no he leído todos los libros
Autor: José Segovia
Editorial: Europa Viva
Año: 2008




Hemos leído el libro de José Segovia y aun no nos creemos que él no haya leído todos los libros y más.

Lo mismo que al albañil, por ejemplo, lo van determinando los elementos que caracterizan su trabajo: el frío, el calor, el cemento, los ladrillos... las casas que hace; al campesino lo va curtiendo la tierra; igual al camarero, al mecánico, al oficinista... los factores de su currelo. A otros los moldean los libros que leen. Es el caso de José Segovia, Pepe para los amigos.

Cuando se presentó el último libro de Urbano Blanco Cea, del que ya hemos escrito por ahí algo, se anunció, a los presentes en el acto, que pronto lo harían en Las Navas otros libros escritos por naveros y naveras: el mentado más arriba José Segovia y el de Ángela Segovia que aunque se apelliden igual creemos que no son parientes. Por cierto el de Ángela es un libro de poemas que ha ganado el premio internacional de poesía juvenil José Hierro y se presentó un sábado, a las 8 de la tarde en un local que tiene la Caja de Ahorros de Avila en Las Navas del Marqués al lado del Castillo de Magalia donde se reunía de cuando en cuando Felipe González y su gobierno socialista y que las malas lenguas lo apodaron 'LA Cueva de Alí Babá'.

Sin embargo el de José Segovia se hizo en este mismo local unas semanas antes. Se titula 'Anochece y aun no he leido todos los libros', editorial Europa Viva, 2008. En él hay numerosímas citas sobre Las Navas pueblo al que califica de 'paraiso perdido'. Aquí pasó buenas temporadas, comió moras de las zarzas, cazó víboras y pájaros, descubrió la libertad, los toros, la soledad, vio películas en los cines Sanvy y Matute, aquí recuerda a un tío suyo tumbado en un sofá padeciendo alguna enfermedad. Era hermano de su padre. Falangista perseguido...

Pero no trata de eso el libro.

Su tío falangista como su padre; progenitor al que hirieron en la Batalla del Ebro. Bala que le entró cerca de un ojo y le salió limpiamente por detrás de la cabeza. Afortunadamente no le afectó el cerebro de milagro. Aunque si le dejó secuelas. Por eso le dieron una medalla. Condecoración, dice José Segovia irónicamente, que también recibió el 'golpista' Milans del Bosch (si no se escribe así que nos perdonen) por herirse levemente tropezando al salir de un coche.

Aunque no trata de eso el libro.

José Segovia nos dice que todo eso de su familia le influyó. Como le influyeron los maristas, donde estudiara bachilerato, que no salen muy bien parados de su análisis; como le marcó su afliación a la Acción Católica hasta el extremo de encauzar su vocación hacia el sacerdocio católico, apostólico y romano. Pero, ¡ay!, se le cruzó, como a Fray Gerundio de Campazas, una moza y... ahorcó su intención curil. Ese quiebro en su vida llega a su compromiso militante contra el franquismo metiéndose el PSOE. A próposito de esta militancia recuerda la frase de su madre:

-¡Ay, hijo!, te has unido a esos que nos quitaron los colchones en Las Navas.


O el saludo de un tío suyo, muy de derechas, cuando fue a dar un mitin a Las Navas del Marqués:


-¿Qué hace aquí este soplapollas?

En el libro nos transmite cómo trabaja en la organización del Partido Socialista en Ávila, cómo participa en las campañas electorales o cómo arriba al Ministerio de Educación de Felipe Gonzalez como Director Gneral de Enseñanzas Medias; o cómo practica el baloncesto bajo las órdenes del que fuera selecionador nacional, si mal no recordamos un tal Diaz Miguel, o algo así; y por no esconder no esconde ni su afición a los toros, ni su admiración por el Real Madrid...

Pero, repetimos, no trata de eso el libro.

Es una autobiografía singular. Una visión de si mismo, un repaso a su vida, a traves de los libros que le han marcado. Se precia de tener cerca de 13.000.

Su lectura, la lectura de 'Anochece y aun no he leído todos los libros' de José Segovia para nosotros es, como decía José Bergamín, el recuerdo de 'un momento histórico' transformado en 'instante eterno'.

Casi nos parece mentira que D. José Segovia Pérez no se haya leído todos los libros. Y no lo decimos por decir. Y si no lean. Para muestras unos botones con los que damos fin, un poco largo, a esta reseña.

En el libro se citan numerosísimos títulos y autores: El camino de Delibes, Baudolino de Umberto Eco, Mi familia y otros animales de Durrell, Alicia a través del espejo de Carrol, Tiempos de silencio de Martín Santos, Metafísica de Aristóteles, La biblioteca de noche de Manguel, Historia de los heterodoxos españoles de Menéndez Pelayo, El choque de civilizaciones de Huttington, Tratado sobre la tolerancia de Voltaire, Nadar contra corriente. Julian Besteiro de Patricio de Blas, La hora 25 de Gheorghiu, Cien años de soledad de García Marquez, Una historia de amor y oscuridad de Amos Oz, Memorias de Adriano de Yourcenar, El cartero de Pablo Neruda de Skarmeta, Equipaje de arena de Langtus, Aurora roja y muchas más obras de Baroja, Paideia de Jaegger, Los filósofos presocráticos de Kirk y Raben, La filosofía en la Edad Media de Gillon, La filosofía de la Ilustración y Problema del conocimiento de Casirer, La Viena de Wittgentein de Jarrik y Tolmin... obras de Galileo, Newton, Kepler, Copérnico, Hawking... libros de sociología de la ciencia de Merton, Feyerband, Latona... o de Browne, Bacon, Bachelar, Woolgar... y mucos más como Nagel, Popper, Hempel, Bunge, Needham, Russell, Buterfield, Hell... solo en las primeras 39 páginas. Porque luego, solo de toros, la suma asciende considerablemente y de literatura juvenil y de tecnología y de ciencia y de informática...

Y no se engañe nadie, no. No es ningún ladrillo. Puede que haya que tener una cierta cultura para saborearlo, pero está escrito con ritmo, con agilidad, con soltura, con gracejo, con ironía.

Dos únicas pegas que le ponemos: la primera, que apenas cita los últimos asesinatos del franquismo de septiembre de 1975; cosa que no entendemos del todo en un hombre de pensamiento tan radical, puesto que el Frap, organización a la que pertenecían tres de los cinco asesinados, era dirigido por una gran socialista, por Álvarez del Vayo; y la segunda, un anticomunismo con tintes de sectarios.

No vamos recomendar que se lea. Pasamos ya de eso. Allá cada uno. Es su libertad y con su pan se lo coma. Pero eso que se pierde por no leerlo.