Hace pocos días, por fin, después de dos o tres intentos, fallidos, a lo largo de mi existencia, emprendí la subida. A la montaña. Hoy la he coronado. Con éxito. Y acabo de abandonarla. Me refiero a la 'Montañaa mágica' de Thomas Mann. Otros han vuelto. Allí siguen. En Davos. Se trata de la reunión de los ricos y poderosos del mundo. A los que se les ha unido China. Según dicen.
Como en la novela del alemán son ricos y enfermos. De poder, en este caso. Desde allí, desde la montaña, desde Davos, supongo, nos contemplarán a nosotros, 'los pobres comedores de manzanas' (que así nos define el poeta chileno), cual enanos u hormigas. Harán planes. Nos aplástarán. Si nos dejamos y nos dejaremos. De momento.
Nos aplastarán y para ellos, los ricos del mundo y poderosos, no habrán mas que aplastado enanitos y hormiguitas. No a todos, claro, aplastarán de igual manera, porque sino quien trabajaría... Alguien tiene que sustentarlos. Lo saben. Por eso primero estarán asegurando su rico y suculento condumio y el potaje de sus hortelanos y cocineros.
Mas tarde, lo que quede, si queda (siempre sobran algunas migajas) se las tiran al resto, a las masas de hambrientos, para que se rompan la crisma riñendo por las sobras. Esto es Davos. Este es su significado. Su sustancia profunda. Es decir: ricos albergados, conspirando, en la residencia de la montaña mágica de Davos.
Nos aplastarán y para ellos, los ricos del mundo y poderosos, no habrán mas que aplastado enanitos y hormiguitas. No a todos, claro, aplastarán de igual manera, porque sino quien trabajaría... Alguien tiene que sustentarlos. Lo saben. Por eso primero estarán asegurando su rico y suculento condumio y el potaje de sus hortelanos y cocineros.
Mas tarde, lo que quede, si queda (siempre sobran algunas migajas) se las tiran al resto, a las masas de hambrientos, para que se rompan la crisma riñendo por las sobras. Esto es Davos. Este es su significado. Su sustancia profunda. Es decir: ricos albergados, conspirando, en la residencia de la montaña mágica de Davos.
Naturalmente, como en la novela de Mann, allí, en este instante, también hay diferencias, clases: unos pueden mas que otros. Aunque a todos les une una cosa: son explotadores.
Con el tiempo, esas diferencias, esas gradaciones, entre ricos del mundo, se agudizarán. Y si los que estamos en la 'llanura' (palabra de Thomas Mann), los de abajo, sabemos atizarlos se darán de hostias entre ellos. Como en la novela los Wiedemann y los Sonneschein. O se descerrajarán un tiro en la nuca. Como el personaje denominado Nahta, el 'terrorista' como lo define la novela.
Pero esto... no sucederá... de momento.
O si.
Quien sabe.