Así comenzó de misterioso.
Esto es lo que dijo:
--"Prefiero el ágil salto del felino, encantador
y fugaz como el relámpago en el alba".
Y se calló.
Le estuve dando vueltas a la frase.
No la entendía.
Eso sí, tenía sentido, aún sin comprender su hondura por completo. Sabía del zarpazo sangriento que daban esas fieras pero no hallaba la bondad de su sangría en parte alguna. A no ser que...
--No me estoy refiriendo a las sabanas. La fauna está acechando por las calles, dispuesta a brincar sin previo aviso.
--Mas alguna señal debe mostrarse. Algún olor le llegará a la víctima, por muy ágil y fugaz que sea el ataque.
--En realidad la víctima es un depredador harto de sangre que estaba sesteando su digestión de injustas tropelías.
--¡Ah! ¡Claro!: tu estás reivindicando las auroras sociales que han aparecido fugaces en la Historia y las comparas a los relámpagos de un nuevo amanecer.
--Voy más allá con los ágiles saltos del felino que me encantan como relámpagos al alba.
Así terminó de misterioso.
Y se calló.