martes, 15 de mayo de 2007

Aimé Cesaire: Unos botones de muestra


Aimé Cesaire, que, como ya sabéis, y si no lo sabéis deberíais saberlo, es un gran poeta negro, martiniqués para más señas, de expresión francesa, viendo el destrozo causado por la esclavitud en África, se dolía, angustiado, por el porvenir del continente negro. Sin habitantes, ¿qué sería de la tierra?...

Pero en sus versos late un hondo sufrimiento por los queadn: los ancian@s, las mujeres, los hombres débiles, los niños, los lisiados, los cereales, las flores, los anchos baobabs...

Y también, es cierto, lleva implícita la rabia contenida, la violencia. No es un espíritu sumiso el que se adueña de sus versos, sino el Rebelde el que se apodera de la casa. Una casa generosa que es toda la Tierra Negra (por algo es el fundador de la Negritud(*) junto a Leopol Sedar Senghor). El poeta Cesaire es un Clarividente: ve ya la Violencia Ciega, el Terrorismo sin ese nombre, El Terrorismo que es el arma de los que ven todo negro en pleno día y la Aurora no se vislumbra por parte alguna.

Cesaire nos presenta una tierra, la tierra africana (otra no entra en sus preocupaciones) vacía, donde la codicia de unos pocos (los dueños del mundo son pocos) la han abocado a la ruina, a la casi desaparición. Sin saberlo está describiendo a toda la tierra en la que vive el Hombre. Y sin querer pinta un mundo en que la clase de los esclavistas está poniendo en peligro no solo a los habitantes de África sino a todos nosotros.


Unos botoncitos poéticos:

'Mis manos heridas en zarzas de estrellas
pero recogidas con espuma
desatan antes de tiempo
las armaduras del candado'
...

'Mis lebreles
mis sienes malditas
y las minas de radio
escondidas
en el abismo de mis inocencias
saltarán desgranadas
en el comedero de los pájaros'
...

'y las amazonas del rey de Dahomey
restauran con sus palas el paisaje desmoronado
de los rascacielos de vidrio desteñido,
de las vías privadas, de los dioses lluviosos
veeduría y herencia de las rosas confundidas'
...

'oh Chimborazo violento
tomar por los pelos la cabeza del sol'
...

'en lo que a mi se refiere a nada temo
soy de antes de Adán
no dependo siquiera del mismo león
ni del mismo árbol
soy de otra caloría y de otro frío
oh mi infancia leche de luciérnaga
y estremecimiento de reptil'
...

'el hambre de las horas frustradas
excitó
el águila huraña de la sangre'
...

'y he ahi la tierra sola,
sin temblor y sin estremecimiento
sin hozadura de raíz
y sin perforación de insecto
vacía'

Aimé Cesaire
('Las Armas Milagrosas')


(*) Como a una generación sigue otra, la siguiente a estos escritores criticó ese concepto de 'Negritude' y Wole Soyinka, el Premio Nobel de Nigeria, sentenció: "Lo mismo que un tigre no necesita proclamar su 'Tigritud', el negro no necesita vocear su 'Negritud' ''.