¡Ah, el Aznar!, ese político que, allá, cuando estuvo en la Rioja de recaudador o algo por el estilo; ese Aznar, decíamos, que cuando estaba en La Rioja, o por ahí cerca, hacía una defensa de la Falange (un partido fascista que dominó durante la dictadura franquista) y no era muy proclive a la democracia; nada de extrañar pues su padre fue un destacado franquista; ¿no caéis?... que si, coño, el Aznar de las Azores; es decir, el de la guerra; el del rancho de Texas que hablaba con acento mexicano; y también el que nombró con el dedo a Rajoy para dirigir al PP; es decir, al que le gustan, por lo que vemos, los métodos dedocráticos; pues si, ese Aznar -acabamos de leer- ha criticado al mismo al que él nombró a dedo, a Rajoy, diciendo algo así como que se necesita un jefe, un partido, un programa; más o menos; las palabras exactas da igual; el que quiera que las busque en la red o en los periódicos; porque lo que tratamos de decir es que eso nos suena, nos suena mucho, muchísimo; creemos recordar, quizás soñamos, aquellas consignas: un caudillo: Franco; una patria: España; un partido: La Falange Española; hasta la institución que dirige se llama FAES (¿Falange Española?); bueno, pues como de casta le viene al gallo, son muy parecidas a aquella de: España Una, Grande y Libre; y si ustedes buscan, rebuscan, indagan, averiguan, estudian... en la Historia, la Gran Historia, podrán hallar que esas consignas estaban calcadas de las de la Alemania nazi: una patria: Alemania; un lider: Hitler... Eso nos ha recordado lo dicho por Aznar: un jefe, un partido, un programa. A quien con bigotito y 'to', y así de pequeñito, alguien podrá decirle, cuadrándose, ¡Heil Aznar! Algún cabeza rapada. Recién llegado de apalear emigrantes o mendigos.