La acababa de ver por la calle. Y, ahora, mientras tomaba mi aperitivo de aceitunas con boquerones y vino, no dejaba de ver su cara radiante, luminosa, alegre. Me saludó muy amable, sonriendo, ya de lejos.
-¡Hombre...! ¡Cuanto tiempo!
-Si, si, bastante.
-Te veo muy bien.
Era Isabel Escudero quien me hablaba. Estaba rejuvenecida. Sus arrugas, más pronunciadas por el paso inexorable del tiempo estaban haciendo dibujos en su rostro, pero se disimulaban bajo esa desbordante alegría. Desde luego, creo que estaba mejor que yo... que hasta me cuesta andar... Pero ella no lo sabía.
-Gracias. Efectivamente, no me pasa nada. Un poco más viejo.
-¿Qué haces ahora? ¿A qué te dedicas?
-Bueno, un poco a lo de siempre: a la poesía.
-¿A la poesía?... ¿Si?... Sabes... Me acaban de publicar un nuevo libro de poemas...
-¡Coño! ¡Qué bien, no?
-Es este.
Abrió su bolso y me enseñó un libro, aparentemente muy bien editado, de color hueso y envuelto aún en plástico.
-Pero observa...
Y le dio la vuelta para enseñar la contraportada. Tenía un separador con tres o cuatro de sus poemillas (1). Digo 'poemillas' porque Isabel escribe poemas cortos, pequeños. Los llamo bocaditos porque se leen de un vistazo, al igual que los pasteles que llaman 'bocaditos' se tragan de un solo bocado. Son proverbios, haikus... Y, supongo que este libro, por ese separador que aparecía en la contraportada, será semejante a otros libros que conozco: 'Coser y cantar', editado por Lucina la editorial de su compañero Agustín García Calvo, 'Cifra y aroma', publicado por Hiperión...
-¡Joder! ¡La editorial Pre-Textos!
-¿La conoces?
-Claro. La conozco. Valenciana. Una editorial de las importantes hoy en día.
-Ha confiado en mi...
Esto estaba diciendo Isabel Escudero, cuando se acercaron el pintor Aragonés y su mujer. La sonrisa de la poetisa o poeta, como quiera denominarse, se agrandó aun más y casi, casi, rompe los estrechos marcos de sus labios y se marcha corriendo a proclamar su alegría por los cuatro puntos cardinales, dejándonos a Aragonés, a su esposa y a mi en la acera de la calle. Pero no, no, la sonrisa aguantó abriéndose un poco más...
-Ha confiado en mi la editorial Pre-Textos. El caso es que al principio pensé que me pondría en una colección sin importancia... Me dije: 'Vete tu saber dónde me coloca'... Y fijaros que me ha puesto en la de los poetas como Leopardi... Ha confiado en mi... Estoy que no quepo en mi de alegría.
Y, efectivamente, estaba como una niña con zapatos nuevos. Y tenía una base segura su alegría: Título: Fiat umbra; autora: Isabel Escudero; Editorial: Pre-Textos.
-¡Hombre...! ¡Cuanto tiempo!
-Si, si, bastante.
-Te veo muy bien.
Era Isabel Escudero quien me hablaba. Estaba rejuvenecida. Sus arrugas, más pronunciadas por el paso inexorable del tiempo estaban haciendo dibujos en su rostro, pero se disimulaban bajo esa desbordante alegría. Desde luego, creo que estaba mejor que yo... que hasta me cuesta andar... Pero ella no lo sabía.
-Gracias. Efectivamente, no me pasa nada. Un poco más viejo.
-¿Qué haces ahora? ¿A qué te dedicas?
-Bueno, un poco a lo de siempre: a la poesía.
-¿A la poesía?... ¿Si?... Sabes... Me acaban de publicar un nuevo libro de poemas...
-¡Coño! ¡Qué bien, no?
-Es este.
Abrió su bolso y me enseñó un libro, aparentemente muy bien editado, de color hueso y envuelto aún en plástico.
-Pero observa...
Y le dio la vuelta para enseñar la contraportada. Tenía un separador con tres o cuatro de sus poemillas (1). Digo 'poemillas' porque Isabel escribe poemas cortos, pequeños. Los llamo bocaditos porque se leen de un vistazo, al igual que los pasteles que llaman 'bocaditos' se tragan de un solo bocado. Son proverbios, haikus... Y, supongo que este libro, por ese separador que aparecía en la contraportada, será semejante a otros libros que conozco: 'Coser y cantar', editado por Lucina la editorial de su compañero Agustín García Calvo, 'Cifra y aroma', publicado por Hiperión...
-¡Joder! ¡La editorial Pre-Textos!
-¿La conoces?
-Claro. La conozco. Valenciana. Una editorial de las importantes hoy en día.
-Ha confiado en mi...
Esto estaba diciendo Isabel Escudero, cuando se acercaron el pintor Aragonés y su mujer. La sonrisa de la poetisa o poeta, como quiera denominarse, se agrandó aun más y casi, casi, rompe los estrechos marcos de sus labios y se marcha corriendo a proclamar su alegría por los cuatro puntos cardinales, dejándonos a Aragonés, a su esposa y a mi en la acera de la calle. Pero no, no, la sonrisa aguantó abriéndose un poco más...
-Ha confiado en mi la editorial Pre-Textos. El caso es que al principio pensé que me pondría en una colección sin importancia... Me dije: 'Vete tu saber dónde me coloca'... Y fijaros que me ha puesto en la de los poetas como Leopardi... Ha confiado en mi... Estoy que no quepo en mi de alegría.
Y, efectivamente, estaba como una niña con zapatos nuevos. Y tenía una base segura su alegría: Título: Fiat umbra; autora: Isabel Escudero; Editorial: Pre-Textos.
Cuando lo leamos os daremos una opinión crítica. Espero que los poemas sean tan buenos como estos apetitosos boquerones, estas sabrosas aceitunas y este vino de Rioja.
¡Ummm!... ¡En estos momentos, Omar Khayyam, estoy comulgando contigo!
(1)
Morir por las ideas!:
eso le pasa
a cualquiera.
eso le pasa
a cualquiera.
Me alcanza:
untada viene la flecha
de distancia.
untada viene la flecha
de distancia.
Guadaña de luna
tiembla en el agua:
¿de qué duda?
tiembla en el agua:
¿de qué duda?
Isabel Escudero (2)
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