Se habían echado las manos a la cabeza. Se escandalizaron. Sacaron titulares mesándose las barbas. Se rasgaron las vestiduras.
A nosotros no nos parecías para tanto. Lo veíamos natural. Propio de una realidad que no se puede ocultar así como así. Nos referimos a la comparación de rey y Franco por parte de una concejala del PP. O el ubicar a Ceuta y Melilla en Marruecos como había hecho el secretario general del PSOE.
¿Por qué tanto alarido?
Franco eligió al rey Juan Carlos. Y ambos jamás fueron elegidos por el pueblo.
¿Por qué tantas voces?
Ceuta y Melilla, efectivamente, estás en territorio marroquí del que hace años fueron arrancadas por armas coloniales.
Aunque la escandalera procede de que tales palabras conmueven los cimientos de las mentiras de la llamada transición: no hay monarquía legitimada por las urnas sino por las armas de general Franco. Que a la vez se hizo en Marruecos aplastando al pueblo marroquí.
Si Maruecos recobrara la soberanía sobre esas ciudades, el ejército, de esencia colonial y franquista, se quedaría sin sus plazas coloniales. Y eso le llevaría a vaya usted saber qué…
De todas formas, estas declaraciones desnudan poco a poco a los poderes fácticos que no democráticos. Y eso está bien. Es muy bueno. ¡Fuera máscaras!