viernes, 27 de abril de 2007

1º de Mayo, Día Internacional de la Clase Obrera


Se acerca, casi se toca con las manos, el 1º de Mayo, Día Internacional de la Clase Obrera. Las ciudades y pueblos importantes se llenan de manifestantes. En muchos sitios, los manifestantes son reprimidos. Es el miedo que aún guarda el Kapital a la Klase Obrera. Yo, después de acudir, o antes, solía leerme el relato que José Martí hace de los acontecimientos sangrientos que culminaron con el ahorcamiento de los líderes del movimiento obrero en Chicago. Han pasado muchos años y aún las calles se riegan con la sangre de los trabajadores. Este año no podré leerlo pues llevé mis libros a una casa que tengo en Zamora. Miraré en Internet a ver si viene.
¿Hay motivos para guardar la llama sagrada de la insurrección y rebeldía obreras? Yo creo que si: desde la explotación usurera de los emigrantes, la precariedad, los bajos salarios, la vivienda imposible, la amenaza de guerra, la invasión de los pueblos que dicen pobres por los ejércitos de los pueblos que dicen ricos; es decir: el robo por la fuerza de esos ejércitos poderosos del Gran Capital de las riquezas de los más débiles, hacen de actualidad las reivindicaciones del 1º de Mayo. ¡No hay derecho a este ladronicio!

Recuerdo que en su relato de esos hechos que, como he dicho más arriba, terminó con el asesinato de los Héroes de Chicago, el autor recordaba unos versos del poeta alemán Heine y que, ahora mismo, voy a buscar en Google a ver si están reproducidos para ponerlos aquí.

Pues sí, ¡lo encontré! Y también un extracto de ese relato que he citado. Abajo del poema pondré la dirección:

El tejedor


De Enrique Heine

"Con los ojos secos, lúgubres, ardientes, rechinando los dientes,
se sienta en su telar el tejedor;
¡Germania vieja, tu capuz zurcimos!
Tres maldiciones en la tela urdimos;
¡Adelante, adelante el tejedor!

Maldito el falso Dios que implora en vano en invierno tirano
muerto de hambre el jayán en su obrador;
¡En vano fue la queja y la esperanza!
Al Dios que nos burló, guerra y venganza.
¡Adelante, adelante el tejedor!

¡Maldito el falso Rey del poderoso
cuyo pecho orgulloso
nuestra angustia mortal no conmovió!
¡El último doblón nos arrebata,
y como a perros luego el Rey nos mata!
¡Adelante, adelante el tejedor!

¡Maldito el falso Estado en que florece,
y como yedra crece
vasto y sin tasa el público baldón;
donde la tempestad la flor avienta
y el gusano con podre se sustenta!
¡Adelante, adelante el tejedor!

¡Corre, corre sin miedo, tela mía!
¡Corre bien, noche y día!
Tierra maldita, tierra sin honor,
con mano firme tu capuz zurcimos;
tres veces, tres la maldición urdimos:
¡Adelante, adelante el tejedor!'