--Solas, conmigo, y en medio de mi, dando carne al exilio, vuelan las golondrinas. Ellas, al menos, se han quedado con un poco de sol. Y de ellas hablo ahora; ahora que estoy sólo y sin almendros.
--De ellas hablas ahora a falta de la tierra que te vio nacer.
--Me la quitaron toda. ¿Qué otra cosa podría hacer yo, si han sembrado, sin mi permiso, los campos ocres de mi pueblo?
--Puedes gritar.
--Me considerarían un energúmeno.
--Ya sabes: "ni libertad sin tierra, ni libertad sin grito"
--No sé si se conseguiría algo...
--Nada. De momento nada. Desgarrarte la garganta. Pero es el primer paso. Luego... las manos también sirven para algo.
--¿Y mis golondrinas?
--Su misión de siempre: mensajeras de ilusión.