El proceso de paz en Euskadi está roto, acabado, liquidado. Y según el Gobierno lo ha hecho ETA. Nos suponemos que algo habrá tenido que ver en esta rotura el mismo Gobierno. Y también mucho el PP. Ahora bien, ETA es la que ha puesto la carga explosiva en un atentado indiscriminado que podría haber llegado a ser una masacre. Como en Hipercor, por ejemplo. ETA, presionada por múltiples frentes, ha huido hacia adelante: morir matando a quien sea. Cuantos más muertos, mejor. Lo malo es que no mueren los causantes, sino gentes del pueblo. ETA como grupo de un extremismo nacionalista rayano en la locura se ha divorciado de los otros pueblos de España. Y pronto del pueblo donde nació, el pueblo vasco. Está cada vez más aislada y acorralada. No ve salida. Y le parece de perlas el corte del proceso de paz. Entonces, piensa, el PP ganará las próximas elecciones y como grupo de un extremismo de derechas rayano al fascismo, entrará a saco en Euskadi y el pueblo vasco volverá sus ojos hacia la organización armada. La juventud pedirá entrar en la lucha... Y de ahí a la independencia... un paso. ¿Qué es un pensamiento retorcido? ¿Que entraña mucho sufrimiento? Y ¿qué?... Los etarras verán justificada su existencia. Y el PP la suya. Y la España una, grande y libre con el brazo en alto mirando las estrellas.
Hay que reconocer que ETA, es decir, sus dirigentes son unos verdaderos hijos de puta. De los españolistas del PP no decimos nada: son de sobra conocidos.