miércoles, 4 de julio de 2012

¿Escribir impúnemente?: No, ahí queda lo dicho



Carta de un caminante: Raíces y la sociedad civil judía


Estimado lector:
Se cumple en esta primavera de 2011 el veinticinco aniversario del nacimiento de Raíces Revista judía de Cultura, una revista cultural española que tras veinticinco años de existencia continúa su andadura. 

Iniciamos el camino Horacio KohanEsther GordonLiliana KohanUriel MacíasManuel AguilarArnoldo LibermanJacob Hassan z.l. y yo mismo. Pronto Esther nos dejó, incorporándose Abrasha Rotenberg al Consejo de Redacción.

Éramos un grupo de judíos ilustrados (la palabra intelectuales resulta demasiado pedante), de diferentes orígenes, asquenazíes y sefardíes, argentinos e hispano-marroquíes, en torno a un proyecto cultural novedoso: editar una revista judía de cultura para todos aquellos que se interesan en el tema judío. Es decir, una revista abierta e integradora hacia todo lo judío, de cualquier idea y de cualquier forma de expresión, con especial hincapié en lo judío español. 

A lo largo de la andadura de la revista, numerosos lectores consideraron que habíamos conseguido esa meta. En una “Carta del Director”, publiqué dos retazos de cartas de dos buenos lectores en el mismo sentido. 

Una procedía de Francia, de Danielle Rozenberg, investigadora del Centre Nationale de la Recherche Scientifique de París: “Je lis toujours avec beaucoup d'interêt Raíces don la qualité et l'obstination de son équipe à aborder le judaisme et la judeité en refusant tout enfermement suscitent respect et envie (nous n'avons rien d'équivalent en France)” [Leo siempre con mucho interés Raíces, cuya calidad y la obstinación de su equipo en abordar el judaísmo y la judeidad rehusando todo encerramiento suscitan respeto y envidia (no tenemos nada equivalente enFrancia)].

La otra carta venía de José Mª Amigo Zamorano, director de la revista Caminar conociendo: “El patriotismo de los judíos españoles, al menos de lo que se puede intuir leyendo Raíces, es claro para mí: regreso a Sefarad, a las raíces, a la patria soterrada, añorada durante siglos; y vuelta también a los hombres que se quedaron, que pudieron quedarse ‘en el huerto florido, en la vieja heredad acorralada’: Cansinos AssensLeón FelipeMax Aub… y que siguieron laborando, a pesar de los pesares, salvo cortos y sangrantes episodios… Puede que algunos como yo, se sientan identificados con esta patria o matria que esbozo y que se me trasluce de la línea deRaíces. Revista que no tiene pelos en la lengua, muchas veces, y le canta las cuarenta, o las cincuenta, a más de uno: Ésta es mi patria o matria que había perdido, ahora ensanchada con nuevos brazos, con nuevos hermanos, desconocidos para mí, y que han vuelto a ella y me invitan a un trago de su vino añejo…”.

Sin embargo, además de este significativo papel, Raíces tenía y tiene otro significante, que hoy, a la luz de mi experiencia como directivo comunitario, me resulta evidente: formaba y forma parte de la creación de una sociedad civil judía. 

Del mismo modo que el desarrollo democrático no es posible sin la existencia de una sociedad civil, la minoría judía no puede desarrollarse armónicamente sin la creación de una sociedad civil judía. 

En 1933, un filósofo judío, Samuel Hugo Bergman, hacía una reflexión sobre la escasa presencia de los intelectuales en la sociedad judía alemana: “Mientras los judíos daban aAlemania docenas de filósofos eminentes, la vida judía estaba carente de esos fundamentos filosóficos sin los cuales no puede alcanzar nada la religión, ni la política, ni ninguna otra rama de la vida. Mientras aportábamos aquí tantos dones brillantes, nuestra propia existencia espiritual se hacía pobre, estrecha, anémica. El gran problema de los cincuenta años por venir es saber si podemos hacer un sitio a nuestros grandes talentos en nuestra propia vida.”

Este párrafo de 1933 sigue siendo enteramente válido. La sociedad judía diaspórica establecida es una sociedad en gran medida privatizada y patrimonializada por un conjunto de notables que a menudo suelen tener menos capacidad que ambición. Personalismos de visiones cortas y posiciones dogmáticas preestablecidas han desembocado en una población desinteresada del manejo de lo comunitario. Haciéndose eco de esta situación, alguien escribió, en una afortunada frase, que la alargada sombra de los pequeños hombres muestra que el sol se está poniendo.

Pero el sol de una cultura y de una sociedad no se pone si sus miembros hacen lo posible para evitarlo. Y se puede luchar contra la privatización y la patrimonialización del judaísmo creando una sociedad civil judía que haga un sitio en nuestra sociedad a nuestros talentos: artistas, escritores, músicos, pensadores, deportistas…, todos los que pueden contribuir a que nos constituyamos como una minoría con atractivo para la pertenencia y la continuidad, culta, heredera de una tradición ética y religiosa varias veces milenaria. 

En este sentido, la revista Raíces se constituyó en su momento como la iniciadora de esa “sociedad civil judía”. A ella seguirían otras organizaciones, como la extinta asociación Hebraica Madrid, la Fundación Spinoza, la Librería-Editorial Hebraica, el Festival de Cine Judío,Maccabi España, la Fundación Violeta Friedman, etcétera. Es decir, un conjunto de instituciones creadas por judíos españoles para dar espacio a nuestros mejores talentos.

Veinticinco años después de su primer número, ya con una cierta visión histórica, he creído importante resaltar lo que la revista representó y representa en la vida judía del país.
__________
Jacobo Israel GarzónPresidente de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE). Director de Raíces entre  1994 y 2005.

martes, 3 de julio de 2012

Se presentó la traducción de Chukri en Tanger


01/07/2012

Texto: Abdelkhalak Najmi- Tánger

El pasado sábado 30 de junio tuvo lugar en la librería des Colonnes de Tánger, la presentación del libro inédito en español del escritor marroquí Mohamed Chukri 'Paul Bowles, el recluso de Tánger'. El acto contó con la participación del escritor español residente en Marruecos, Juan Goytisolo, la traductora de la obra, Rajae Boumedian El Metni, así como la directora del Instituto Cervantes de Tánger, Cecilia Fernández, el cónsul general de España en Tánger, Arturo Reig Tapia y representantes del mundo del arte, la cultura y la literatura.

Durante la presentación, la traductora Rajae Boumedian empezó destacando las dificultades y obstáculos que tuvo que afrontar para editar este libro, inédito hasta aquel entonces en español. “Todo el mundo me decía: no hay trato con los herederos, no firman, no hacen nada, no pierdas tu tiempo, mientras yo seguía con la traducción del libro.” Así después de mucho ir y venir a Marruecos finalmente consiguió la autorización del hermano de Chukri, Abdelaziz.

La traductora también habló de las dificultades para buscar un editor y que la tarea no fue fácil sobre todo ya que ella no es una traductora consagrada y no tiene un renombre en el mundo literarario salvo algunas colaboraciones en algunas revistas y periódicos españoles. Sobre todo tal como está la situación económica en España “nadie da un duro a una novata como yo” añadió Rajae.

El editor Miguel Lázaro Garcia de la editorial Cabaret-Voltaire, por su parte, afirmó que él llevaba más de cinco años buscando alguna manera para editar este libro pero era imposible ya que intentó varias veces “Hace cinco años consulté al Cervantes, sabéis algo sobre la obra de Chukri y me contestaban imposible varias editoriales lo intentaron pero no lo consiguieron.” 

Por su parte, Juan Goytisolo que llegó una una hora más o menos de retraso al acto debido a una confusión con los organizadores, empezó hablando de la obra de Chukri inmediatamente después de pedir disculpas al público presente: “gracias a ustedes y perdón por el retraso”. Y continuó: “El libro de Chukri tiene un interés por los retratos, está muy bien el retrato que hace del músico Brion Gysin fue de todos los norteamericanos que vivían en Tánger, el que más cerca vivía de los marroquíes, de hecho aprendió la 'darija' dialecto marroquí”.

Juan Goytisolo aprovecho la ocasión para habla del ajuste de cuentas que tenia Mohamed Chukri con su padre literario Paul Bowles por razones económicas: “me parece hay una cierta injusticia, aunque me parece importantísimo dar el punto de vista de un marroquí pobre en un grupo de norteamericanos que vivian aquí y consideran Tánger como un paraíso y no se daban cuenta cómo vivía la gente aquí,” Sobre la obra afirmó el escritor español: “El libro me parece interesantísimo”.

Juan Goytisolo insistió al editor para que no traduzca la obra maestra de Chukri al español como 'El pan desnudo' como siempre se ha editado en español lo que para el escritor no significa nada en español sino 'El pan a secas': “Usted que es el editor no traduzca por favor 'El pan desnudo', traduzca 'El pan a secas'. El pan desnudo suena muy mal al oído y no quiere decir nada" y bromeó con el editor "si usted traduce El pan desnudo tal cual, usted perpetúa el crimen contra la lengua española”.

El coloquio se clausuró con una frase de Rajae Boumediane el Metni: “Yo empecé el libro con una ilusión a medida que iba traduciendo el libro pues eran deseos y cuando lo terminé era una desilusión para mí, pero ahora que veo el resultado, la agitación de diez años es una satisfacción y es una recompensa”. La traductora también afirmó que va a traducir además de 'El Pan desnudo o el Pan a secas', otra obra de Chukri titulada 'Jean Genet en Tánger', el año que viene. 

La obra fue editada por la editorial Cabaret Voltaire por primera vez en lengua española y fue traducida por la marroquí Rajae Boumediane El Metni y cuyo prólogo fue escrito por Juan Goytisolo. El libro es un fiel testimonio, íntimo y revelador de las vivencia más oscuras de Paul Bowles en Tánger, de su relación con su esposa Jane, de su sexualidad, de su miedo de la muerte, de su relación con los miembros de la 'Beat Generation'... Todo un cúmulo de historias y anécdotas. En una extensa entrevista reconoce el propio Chukri: “Con mi libro sobre Paul Bowles, habré matado a mi segundo padre. Basta ya de matar padres”. 


(*) Foto: Mohamed Chukri