Esta noche pasada, la gala de TVE nos ha sorprendido con nuevos valores de la canción.
Lo que no es extraño, ya que hasta la presentación ha estado a cargo de un nuevo valor... ¡Raphael!... ¿Os suena?... ¿No?... A mi tampoco...
Aunque el que surjan nuevos nombres, nuevos valores, es ley de vida y en este caso, debe ser, política revolucionaria de la Nueva Televisión Española: unos se apagan y otros comienzan a brillar en el firmamento artístico con luz propia. Así, el elenco ha ido de sorpresa en sorpresa: una tal Lolita... ¿No os resulta conocida?... ¿No?... ¿De verdad que no?... A mí me ha pasado lo mismo... Parece ser que es hija de una tal Lola Flores... ¿Que quién es Lola Flores?... ¿Ni idea tenéis?... Yo, idem de lienzo... Otra fue Alaska... ¿Habéis oído hablar de ella?... ¿Que no?... Pues estáis como yo...
De esta guisa, el tal Raphael (así con 'h' intercalada entre la 'p' y la 'a', no sabemos por qué, y tampoco sabemos la razón de ponerle 'p' a lo que se pronuncia 'rafael', quizás sea signo de los nuevos tiempos) nos ha ido sacando caras nuevas como si de un mago se tratara.
Hasta un novísimo (este, sí, novísimo de verdad, sin recochineo) en superlativo, como os lo escribo. En un rasgo de generosidad, nos presentó... Os preguntaréis, quién era el novísimo cantante que su largueza de alma presentó a los espectadores... Y no lo podéis creer... ¡su hijo!... ¡el hijo del tal Raphael!... El de la 'h' intercalada y el de la 'p'.
De la tal rareza lingüística, de la tal introducción de ambas letras, en un nombre tan corriente en castellano como Rafael, tenemos que declarar, humildemente, nuestra supina ignorancia. Es más, estamos convencidos de que la explicación radica en que al cantante y presentador esto le ha parecido de perlas. En fin... ¡todo supernuevo de verdad... como todos los años!... ¡La revolución está en marcha!
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