sábado, 27 de enero de 2007

RYSZARD KAPUSCINSKI HA MUERTO

El ejemplo periodístico de Ryszard Kapuscinski

[24-01-2007]


Cerramos hoy nuestro informativo con la referencia al fallecimiento del periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski, considerado uno de los maestros del periodismo moderno y uno de los mejores reporteros de las injusticias y conflictos que se dieron en el mundo. Kapuscinski murió este martes en Varsovia a los 74 años tras ser sometido a una intervención quirúrgica el sábado anterior, a consecuencia de un grave padecimiento.
Decía que para ser un buen periodista había que ser ante todo buena persona. Su preocupación por los sectores más desfavorecidos, su independencia frente a presiones de todo tipo, incluso de las Agencias para las que trabajó, y su compromiso con los más humildes, son constantes en su obra. Consideraba su deber denunciar las injusticias y las miserias.
Kapuscinski fue testigo de casi una treintena de revoluciones y de guerras. Supo lo que es estar condenado a muerte en cuatro ocasiones, pero nada de eso le impidió seguir siendo fiel a sus valores y principios.
Kapuscinski era considerado un eximio representante del reportaje literario y uno de los periodistas más destacados a nivel mundial, pues sus textos sobre acontecimientos en numerosos países bordaban con frecuencia el nivel de ensayo, al tiempo que posibilitaron reflejarlos con una visión más amplia al incorporar en ellos a actores tradicionalmente marginados en la información.
También efectuó sensibles descripciones de las condiciones de vida de las personas en países en África y Latinoamérica. Entre sus novelas y reportajes más famosos figuran El Negus, El Sha, El Imperio, Ébano, La Guerra de Angola, El extraño emperador de Etiopía y Mis viajes con
Herodoto.



http://www.masvoces.org/

2 comentarios:

Evita Dinamita dijo...

Estoy de acuerdo con él. También para ser buen profesor, hay que ser buena persona.

Talín dijo...

Bueno... tampoco hay dejarse avasallar. A veces el 'profe' (maestro, mejor) inculca la bondad y el alumno se da cuenta que, luego, en la calle, triunfa el más cabrón. Y no le cuadra.