sábado, 16 de abril de 2011

Francisco Vélez Nieto: Juan Ramón Jiménez, fiel a la República (*)


Francisco Vélez Nieto (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)


Voz de calidad

Siempre pensé que Juan Ramón Jiménez, en España o fuera de España, allí donde se encontrase, estaría con nosotros, con los amantes del pueblo español, del lado de nuestra gloriosa República. Y deseaba- porque nunca faltan malsines que gustan de enturbiar la opinión sobre la conducta de los excelentes- que esta convicción mía ganase la conciencia de todos

Antonio Machado (Fragmento)
(Valencia, 12 de septiembre de 1937)

A los fieles seguidores de la inacabable Obra Completa de Juan Ramón Jiménez el final de 2009 les dejó un inmenso y agradecido regalo: la edición total de Guerra en España, obra imprescindible del poeta de Moguer, auque ya desde 1985 era posible deleitarse con una primera edición -involuntariamente incompleta por muy diversas razones-, a cargo del inolvidable Ángel Crespo (1926-1995). Poeta, profesor, ensayista, traductor y crítico de arte, buen conocedor de la vida y obra del inmenso poeta y prosista andaluz, también de Dante y Pessoa.

Pero tan importante como imprescindible libro para quienes deseen conocer con absoluta claridad, detalles y rigor histórico los complejos tan conmovedores como dramáticos años de la II República, la contienda civil y el exilio español, es ahora cuando se ofrece en bandeja. Para ello, ha tenido que transcurrir casi un cuarto de siglo con muchos y diferentes entresijos políticos y sociales, culpables de esta laguna documental e histórica -pese a vivir ya España con su joven democracia-, para que la edición definitiva que inició Ángel Crespo al fin se haya publicado completa.

Algo que en absoluto resta el reconocimiento y responsabilidad por aquella primera salida en 1985 de tan necesaria obra. Reconocimiento que ahora se aplaude de nuevo con la magistral edición considerablemente ampliada a cargo de Soledad González Ródenas editada por la Editorial sevillana Point de Lunettes. Fortuna y acierto de una obra que no solamente eleva la dimensión del gran poeta, sino que también derrumba tópicos y reduce el enrevesado y a veces chistoso anecdotario que tanto viene desfigurando la personalidad, intelectualidad y fidelidad insobornable de un autor a una causa que asumió como suya propia. La de su amada patria y muy especialmente la Andalucía sin fronteras.

Como muy bien advertía Ángel Crespo “el libro tiene por su naturaleza un valor histórico y literario que lo hace distinto al resto de su obra, tan fuertemente impregnada de un lirismo atemporal y trascendente que, por decidida voluntad del autor, separó de manera neta la poesía de las circunstancias sociales y políticas del momento” Gran certeza y compromiso que, al mismo tiempo sitúa en el justo lugar aquello que por rigurosidad histórica y valor literario le corresponde a tan enorme creador literario, poético y crítico. Un español, andaluz universal, que desde lejos de España defendió a la II República con integridad y compromiso ideológico fiel al Gobierno de Azaña y a sus propias creencias, siempre desde su insobornable visión crítica, cuya capacidad produce admiración emocional a medida que se va midiendo la altura solidaria paralela en el tiempo al protagonismo del poeta embelezado de mundos y paisajes.

Señala Andrés Trapiello que nos encontramos ante “la gran novela de la Guerra Civil española”, “si no fuese porque todo el libro es demasiado verdadero: el miedo, la indignidad de muchos intelectuales”, y me permito sumar a estas opiniones que, también es una sólida y aplastante obra demoledora de falsas historias. Un modelo de lo que de verdad debe de ser el compromiso político –al margen de los partidos- e intelectual de todo creador. Y es que ciertamente su contenido es rico y amplio, magistralmente testimonial, siendo embriagador sumergirse en ese mundo de sucesos.

Sensitiva vivencia que pese al tiempo transcurrido desde el comienzo de su escritura y recopilación de hechos perfectamente expuestos a partir de 1936 hasta su fallecimiento en Puerto Rico en 1958, mantiene la cordura y frescor palpitante con embriagadora claridad, veracidad y estilo, conducta moral intachable y a la vez peculiar, paralela al dolor que supuso aquella tragedia nacional y mundial, plagada de oscuridad, falsedades y también nebulosa patriotería entre muchos de los vencidos.

Actitudes que no han terminado de sucederse, alargándose en la extensa posguerra; torrentera y polémica escalada repetitiva de tópicos, que han venido desfigurando la auténtica personalidad de Juan Ramón Jiménez. El poeta, no único, del doloroso destierro húmedo de nostalgias y ausencia Sur

Abrumadora obra dividida en diversas partes que van sucediéndose como novela de realidades que abarca el agitado capítulo de la historia de España en la II República, la trágica Guerra Civil, el exilio y los exiliados, las discrepancias y a veces duros enfrenamientos dialécticos, por esa vivencia a favor de un país libre y democrático, apostando por una transformación social y cultural, siendo muchos, los mejores, los que apostaron por esa basa.

Un libro clásico y perdurable, hoja perenne, que se abre con un prólogo del poeta de España, Antonio Machado escrito en 1937, y cierra el poeta de de Moguer con el dolor del exilio, la vejez, la pérdida de Zenobia, soledad y nostalgia “No me sería posible vivir en España” Constancia y suma de un contenido con multitud de muestras y fragmentos de vidas rotas, vivencias y dolor por la tierra amada, el latir tan cerca y tan lejos de esa Andalucía, siempre soñada y deseada desde la angustiosa soledad de la lejanía. Sin por ello perder el estilo, la separación de lo político y lo poético. La defensa de la verdadera poesía de quien fue y es el mejor poeta de España.

(*) Título nuestro


sábado, 9 de abril de 2011

Ofensas y elogios


¡Ah, cuántas ofensas en los labios del aguacero y cuántos elogios en las cuerdas del viento avivando de ambigüedad la luz del cielo en el fresco aliento de la bruma!

El crepúsculo tiene destellos ambivalentes y una cierta determinación de acabamiento en el vaivén lógico de las trahumancias hacia unos territorios dominados por la nada.

Y en ese duermevela pasan los acontecimientos sin un desgarro trágico en las entretelas del alma y del cuerpo que se van marchando ya sin ofensas en los labios del aguacero.

Sin embargo, cuánto elogio en el pentagrama del viento que se hace eco del compromiso que un día de antaño fue avivando de luminosidad la oscuridad del firmamento.

lunes, 4 de abril de 2011

Iswe Letu: Arpegio de siniestras guitarras (*)



-'Arpegio de siniestras guitarras -dijo obsesionado en su ser con las grandes y sonoras palabras que definían su sentimiento- dime , dime, ¿dónde estará aquel que nos mostrará el camino? Yo soy una persona de buena sed que circunda loco en derredor de charcos envenenados concluyendo que la justicia ya casi se ha extinguido'.

Para mayor desgracia no hay manojo alguno de utopías, ni un repique de manzanas en flor, ni un dulzor de escándalos y espuma...
nada...
nada hermoso cual memoria liberada de olvido...
nada...
nada con lo que pueda poblar el día con saludos de pañuelos multicolores al viento...
nada
ni tan siquiera una brizna con que crear una mañana de arroyuelos de aguas puras cubiertos de juncos musicales.

-'Arpegio de siniestras guitarras -insistió con sus sonoros y amplios vocablos- ¿dónde, dime, dónde se halla aquel que me mostrará el sendero?'.

El faro se ha desunido de la sangre y la sombra, África (y quien dice África está citando a la Humanidad) se abre quebrantada por un reguero de gusanos y la insolencia se presenta camuflada tras las plegarias.

Mas es inútil que pinten de blanco el pie del árbol, la fuerza de la corteza desde abajo  grita:

-¡Súrcame, súrcame, arado armado de mi pueblo! ¡Relámpago de las cóleras insumisas y de las revueltas prolongadas! ¡Vamos hacia la derrota del ejemplo escrofuloso de los cataplasmas!

La muerte entonces no será arisca sino dulce y estimulante como vaho de cuba de vino. El tam tam escupe langostas de fuego y de sangre para mostrar su protesta por los gritos de los pájaros sorprendidos y de los cervatillos espantados.

-'Arpegio de siniestras koras, ya que la justicia, si, casi se ha extinguido y valiendo menos, si, infinitamente menos, que el orín de los perros, que ciertas cabezas rueden como cáscaras de cacao por el suelo y que los cuchillos sonrían satisfechos al titilar de las estrellas'. 

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(*) Frase de 'Y los perros callaban' de Aimé Cesaire. Todo este escrito está compuesto con versos de Aimé Cesaire. Aunque lo que ha salido no tiene nada que ver con la obra de teatro. A esto nosotros lo llamamos collage. En artes plásticas hay varios ejemplos.