Si tu la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?
Y, sin embargo, esto es un don, mi boca
espera, y un alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sola,
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.
Claudio Rodríguez
(*) Título nuestro
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