viernes, 12 de enero de 2007

José Mª Amigo Zamorano: En una casa de putas

Cuando Ismael y Raul me invitaron a que escribiera algunas reseñas de libros para el fanzine que pensaban editar, pensé ¿qué libros reseño? Porque, vamos a ver, qué puede importarle a uno lo que otro lea... Yo creo que nada. O tal vez si, pero poco. Si acaso pueden interesar aquellos libros que ayuden a comprender la realidad del mundo que nos rodea. Pero lo que es interesarse, interesarse, por algún libro de poesía o de novela o de carpintería, es un decir, que uno haya podido leer, pues nada. Sin embargo, desde el otro punto de vista, de entender lo que pasa en el mundo, tal vez, porque a veces nos va la vida en ello. Y tal y como está el mundo la vida se juega en cada esquina y hay que saberse desenvolver.

Efectivamente, vemos, en la otrora rica Argentina, a los argentinos aporrear las puertas de los bancos para que les devuelvan sus dineros, no los del vecino, ahorrados con tanto duro trabajo. No querían los banqueros devolverlo. Vemos igualmente a unos ejércitos invadir un país, como se ha demostrado, sin mas ni mas, por el solo interés de la rapiña, de coger lo que no es suyo. Morir periodistas por el simple hecho de trabajar con una cámara con el único objetivo de informarnos. O aquí, mar cerca, en Madrid, anular una elecciones porque a dos diputados les dio por cambiar de chaqueta.

Pensando en esta dirección recordé el libro de Ezequiel Martínez Estrada, Radiografía de la Pampa; en este ensayo, magnífico por muchos puntos de vista, tiene un capítulo que trata del cuchillo “que va entre las carnes y la ropa interior; algo que pertenece al fuero privado” y que “sólo se exhibe en los momentos supremos como el insulto”. Cuchillos que han relucido en Argentina y en Irak. Cuchillos de muchas formas; de bala, por ejemplo, como la que mató a Couso, el camarógrafo. Por cierto que Pérez-Reverte, que antes de novelista fue periodista de guerra, escribió un librito, ya clásico, sobre este mismo asunto de los camarógrafos, cuando la guerra de Bosnia; Territorio comanche con un lenguaje agil, descarnado, desnudo de artificios, como la misma muerte.

Pérez-Reverte recordaba, hace poco, un estudio realizado por varias universidades europeas, entre ellas la de Málaga, en que atribuía al dinero negro el auge inmobiliario en la Costa del Sol; en ese mismo estudio se alertaba sobre el peligro de que grupos de mafiosos controlaran la política; y Pérez-Reverte lo mencionaba a propósito de lo ocurrido en la Asamblea de Madrid. Cosa que ya denunciara James M. Cain, (el celebrado autor de El cartero siempre llama dos veces) en su novela “Ligeramente escarlata”, allá por los 30. Y es que del imperio USA nos ha llegado lo peor y lo mejor.

Y en otro orden de cosas, ajeno (aunque no del todo) a la política merecería leerse “Autorretrato sin retoques”, un libro de Jesús Pardo, cuyo contenido nos pilla a los curiosos un poco más a mano. Por él cruzan escritores que han sido algo en literatura (algunos amigos como es el caso de Eusebio García Luengo), Camilo José Cela, José García Nieto...

Insólito libro de memorias en el que el escritor maneja la pluma como un cuchillo. Y da cuchilladas a diestro y siniestro. Sin ningún respeto. Allí no se salva nadie, ni el padre del escritor.

El libro comienza en Santander y termina en Madrid pasando por Londres donde estuvo de corresponsal. Y de Madrid el literario que estaba casi reducido en la posguerra al Café Gijón.

Ya para terminar habría que decir que la pluma de Pardo como el cuchillo argentino de Radiografía de la Pampa “cercena hasta la columna vertebral, que es la proeza en el arte del degüello”; así de García Nieto, muerto hace poco, y que le dieron el premio Cervantes, poco antes de fenecer, dice: “pesaron los versos // de José García Nieto // treinta kilos, peso bruto // cuatro gramos, peso neto.” De don Eusebio García Luengo, mi amigo, dice que era “vago mandibular” y que aunque estaba separado de su mujer la actriz Amparo Reyes iba de vez en cuando a “echarle barrocos polvos”. De Cela dice que ra un “pesetero y snow como el solo”, añadiendo que Blanco Tobío lo había definido como un “Jaimito con ínfulas de Hemingway”.

Y para subrayar que Cela aparentaba ser otra cosa, escribe el diálogo que una vez tuvo con él en una casa de putas:

Cela.- ¿Pero que haces tú aquí, Jesusín, yo te hacía maricón?

Pardo.- No, no lo soy, pero no lo digas por ahí.

Cela.- Vaya, te vas pareciendo a mi.


4 comentarios:

Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) dijo...

Hola amigo. Es verdad que hace tiempo que no venía a tu blog, pero hoy lo he hecho y he estado "nadando" por él, como el Pez Negro del cuento tan hermoso que nos ofreces, para intentar llegar al nacimiento del arroyuelo, el río, incluso para dar la vuelta al mundo sobre el océano y llegar al punto de donde salgo para reencontrarme conmigo misma.

Sinceramente, me ha gustado mucho y me ha hecho reflexionar mucho también. Gracias.

Sobre lo que me preguntas, sí tengo una hermana que es profesora de Secundaria y da clases de Lengua y Literatura y Francés. Ella es Licenciada en Filología Francesa. También tengo primos profesores pero no llevan el apellido Pelayo. Son de la otra parte.

Con respecto a Peñalosa, no conozco a ningún poeta con ese nombre pero a Jesús Hilario lo conozco y mucho. Tuve el placer hace algunos años de cenar entre él y Claudio Rodríguez y fue una cena inolvidable. Me llegaron a decir, incluso, al hablar de poesía que "poesía era y o". Figúrate. Por cierto, las hermans de Claudio, gemelas, Carme y Marisa, fueron íntimas amigas mías cuando éramos adolesclentes. Y las dos murieron prematuramente y de forma dramártica. Seguro que lo sabes.

He estado mirando esas direcciones pero no he encontrado nada, tienes que decirme exactamente qué es lo que tengo que buscar. Y tampoco he visto donde están mis poemas. Dímelo, por favor.

Me encantará que sigas viniendo a mis blogs.

Me gustaría conocerte. ¿Me conoces tú a mí?

Un abrazo.

Concha.

Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) dijo...

Perdona. En la tercera frase, he debido de poner una coma detrás de la palabra SÍ para que sepas que, efectivamente, tengo una hermana profesora.

Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) dijo...

No te confundes Talin. Claro que te envié dos poemas: uno sobre León Felipe y otro sobre Víctor Jara, pero creo recordar que te los envié desde diferentes blogs.

El de Peñalosa que transcribes es hermoso. Ahora creo recordar que hay un poeta con ese apellido pero tengo una especie de nebulosa en la memoria para precisar.


Vi mis versos en tus blogs, los dos, pero ahora no sé dónde están.

Un abrazo.

Dime algo más de ti.

Por favor.

Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) dijo...

Amigo Talín. Veo que tenemos conocidos comunes.

No creas que soy joven. Eso ya pasó a la historia. Soy mucho más joven, eso sí, que Claudio e Hilario, pero ya soy talludita y peino canas (teñidas, por supuesto). Pero todavía estoy llena de ilusiones y proyectos.

A Angoso, claro que lo conozco, desde hace muchos años y a Pedrero, poeta y articulista, creo que te refieres a Lorenzo Pedrero. También le conozco mucho. Ahora no está bien físicamente, le dio algo que le perjudicó bastante intelectualmente, aunque se recuperó, sin embargo no ha vuelto a escribir. La verdad es que tenía muchos enemigos y nadie le echa de menos.

Creo que te refieras a a él.

Poco me dices de ti. Por tanto no puedo, ni ubicarte ni localizarte. Pero no importa. Lo virtual es así, aunque la comunicación sea fluída.

Yo también soy colaboradora de algunos medios. Ahora precisamene no colaboro en ningúno de Zamora, pero he escrito cientos de artículos de opinión en El Correo de Zamora y después en LA OPINIÓN. Siempre me ha gustado mucho el mundo de la comunicación. Ahora paso por una época muy tranquila. Estoy muy perezosa. Viajo con frecuencia, eso sí, que es lo que más me fascina.

Un fuerte abrazo amigo.