Hasta ahora, es decir, hasta antes del atentado de Barajas, el bloqueo del proceso de paz en Euskadi se debía a las irregularidades e ilegalidades practicadas sistemáticamente por el gobierno español. Destacamos en este sentido, el caso de Ignacio de Juana Chaos, recluso con la condena cumplida que permanece en prisión gracias a que unos jueces políticos, consciente y premeditadamente, han dejado en suspenso el Estado de Derecho porque así se lo ha ordenado el presidente del gobierno y el ministro del Interior españoles.
La libertad de prensa, además, y en el mismo caso, recibió un nuevo golpe en España propinado por los citados. Sinvergüencería tal, es inadmisible en un país no dictatorial. Pero tras la bomba de Barajas, que tanto nos recuerda a otros atentados de ETA que única y exclusivamente han favorecido al españolismno más cerril (PP y determinadas facciones del PSOE), el bloqueo pasa a ser interpretado a dos voces; la del gobierno español y la de una ETA al servicio del españolismo.
El PP y gentuza como Rodríguez Ibarra, Rosa Díaz y neofalangistas de más o menos, por no hablar de cierta asociación para la venganza y el dinerito se frotan hoy las manos de gusto. Quien tiene hoy más problemas que ayer es el independentismo vasco, en especial quienes en su seno más habían confiado en una ETA que no se sabe si está por la labor o al servicio del españolismo más provocador, y los españoles que desean sinceramente la paz y la solución democrática del conflicto, suponiendo que haya un número significativo de ellos.
La libertad de prensa, además, y en el mismo caso, recibió un nuevo golpe en España propinado por los citados. Sinvergüencería tal, es inadmisible en un país no dictatorial. Pero tras la bomba de Barajas, que tanto nos recuerda a otros atentados de ETA que única y exclusivamente han favorecido al españolismno más cerril (PP y determinadas facciones del PSOE), el bloqueo pasa a ser interpretado a dos voces; la del gobierno español y la de una ETA al servicio del españolismo.
El PP y gentuza como Rodríguez Ibarra, Rosa Díaz y neofalangistas de más o menos, por no hablar de cierta asociación para la venganza y el dinerito se frotan hoy las manos de gusto. Quien tiene hoy más problemas que ayer es el independentismo vasco, en especial quienes en su seno más habían confiado en una ETA que no se sabe si está por la labor o al servicio del españolismo más provocador, y los españoles que desean sinceramente la paz y la solución democrática del conflicto, suponiendo que haya un número significativo de ellos.
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