jueves, 1 de marzo de 2007

Lo contaron una tarde


Lo contaron una tarde

Es lo que una tarde, ilusión de una bodega, nos contaron las ráfagas del viento en las tascas del exilio:

Unos se rinden y de esos... ni se habla; otros... se resisten; permaneciendo siempre presentes en la memoria nuestra

Se resisten a llenar con ecos, el sitio vacío del amor; algunas de las cosas de este mundo, dicen, son vanas y mas falsas que reata de mulas: escuela de lisonjas y de engaños.

Sus corazones libres no pueden responder con ecos al canto, amoroso y virginal, de los pájaros del alba: le parece un ultraje.

Tienen rotas las paces, deshechos sus amores y caminarán en soledad hasta encontrar un bosque ameno donde cobijarse...

Principio, no obstante, de migraciones, navegando muchas veces, viento en popa de naufragios, hacia las bodegas del exilio.

2 comentarios:

Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) dijo...

No sabía que las mulas eran falsas.

Me ha gustado tu texto.

@Intimä dijo...

El exilio siempre en tus palabras
un dolor supremo imagino que alberga en tu interior.
Besitos