lunes, 10 de septiembre de 2007

Iswe Letu: Vida Austera de un Dictador

Austero Palacio de El Pardo
Austero vestíbulo del Pazo de Meirás




Sencilla vestimenta
propia de un austero

Se oye el zumbido de un avión que pasa. Pasó. Desapareció. Se fue. El avión. Pero permanece el zumbido, aunque no se oiga.

Nos ha recordado este zumbido a ese otro de estos días, con respecto al sanguinario dictador que tuvimos en España, Franco. Que pasó. Desapareció. Se fue. Pero permanece aunque no se vea. El dictador.

Han vuelto a hablar de él en relación con el llamado Pazo de Meirás, donde pasaba los veranos de vacaciones, pazo que fue de la escritora Pardo Bazán.

Quieren que sea devuelto al pueblo. La familia del extinto dictador se resiste a cederlo. Dicen que allí está el espíritu de su pariente dictador. Que fue ejemplar no sé si por matar españoles, peces o avecillas. Y que fue austero, muy austero.

Y esto de la austeridad se ha ido oyendo como el zumbido del avión que pasó. Como el sangriento dictador. Mas el zumbido: austero, austeridadddddddd... permanece. Se nombra como una virtud: 'ha sido austero'.
Ha sido.

Como Carlos V, el emperador y su hijo, el rey Felipe II. Ambos austeros... a su manera: el uno, Carlos V, tenía al Monasterio de Guadalupe para él solito y servido por frailes, ¡muy austero!; el otro, Felipe II, tuvo el Monasterio de El Escorial a su servicio, ¡austerísimo!

Con semejante ejemplo de austeridad, no nos extrañan nada las maldiciones e insultos que les dedicara, por ejemplo, Lope de Aguirre. Ellos, los que estaban explorando tierras en América, si que eran austeros a la fuerza y las pasaban canutas para honor y gloria de ilustres austeros tan comodamente repantingados en sus sillones, como esos dos.

Siguiendo su ejemplo de austeridad, Franco, el mata españoles, también hizo sus pinitos austeros de palacio en palacio, de castillo en castillo. No hay más que ver el austero Palacio de El Pardo o el Pazo de Meirás de miles de metros cuadrados...

Y es que la austeridad, bien entendida, como la caridad, empieza por vivir lo mejor posible uno mismo. Luego, ya se encargarán los charlatanes o bufones de elevarlo, todo, a la categoría de virtud superlativa.

¡Gilipollas!

1 comentario:

Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) dijo...

Gilipollas nosotros que no nos hemos levantado en armas de palabras y raciocinio y no hemos echado a patadas a toda esta gentuza que nos envenena la vida. Porque hay que ser muy gilipollas, pacientes, estúpidos para aguantar, por los siglos de los siglos, tanta humillación.
Siempre me ha parecido humillante que los pueblos rindan pleitesía a sus "señores". Las democracias también propician la misma pleitesía y los plebeyos se pirran por acercarse a esa gentuza, por hacerse la foto junto a ellos, por darle la mano y el abrazo, (si pueden) para seguir, al fin y al cabo, que esa cadena inseparable/insuperable de rey/vasallo no se corte y permanezca por los siglos de los siglos. ¿De qué sirvió que se abolieran las monarquías absolutas si permanece la misma filosofía? ¡GILIPOLLAS...!

Ah, y la cosa va a peor. O, sii no, al tiempo.

Un abrazo..