viernes, 25 de mayo de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Dame, oh tierra, el ojo

Dame, oh tierra, el ojo inmortal del ámbar, que quiero ver esa mano que acaricia mis párpados con leche de luciérnaga Párpados agrietados por el reptil estremecimiento de mis lágrimas sedientas de resurrecciones maternales imposibles

¡Ah!, eras tú, oh Tierra fecunda, la que acariciabas desde la lejanía este anhelo de reabrir la historia que se fue para siempre

Tu llegabas con el agua y el alba dulce, junto a las flacas quijadas de la muerte y en otros lugares vanos y desabridos, airosos o brutales

Tú que llegabas con el alba y el agua dulce donde yace el sabor cordial del vino donde se alza el hedor y el horror terrible del recuerdo

Oh tierra, llegaste junto a las olas del viento en los trigales, su vaivén, hace sonar los cráneos huecos sobre las arenas del destierro

Oh tierra: mi infancia fue poco tiempo dulce leche de luciérnaga; y mi juventud, ah mi juventid, estremecimiento de reptil

Por eso dame ¡oh Tierra! el ojo ciego, inmortal e inmemorial del ámbar que ya no quiero ver esa extremidad comida por los gusanos...

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