martes, 20 de mayo de 2008

José Mª Amigo Zamorano: 'Fiat umbra', umbría muy luminosa

José Mª Amigo Zamorano: 'Fiat Umbra', de Isabel Escudero, umbría muy luminosa

Título: Fiat u
mbra; Autora: Isabel Escudero; Editorial Pre-Textos; Colección: La Cruz del Sur; ISBN: 978-84-8191-875-5; Ciudad: Valencia; Primera edición: marzo de 2008


Aun recordamos, a pesar del tiempo transcurrido, lo que nos contaba un labrador zamorano, el sr. Ezequiel Romero, que andará ya por cerca de los cien años, una mañana temprano, en el campo, en un descanso de la faena, mirando los tejados de un pueblo de Tierra del Vino, El Piñero, cuando una chimenea tras otra dejaba salir su estela de humo y comenzaba a teñirse de rojo la amanecida:


-¡Qué hermosas las mañanas ahora en verano! ¡Qué contento nos producen los días! Y no en invierno que a las cinco de la tarde está todo oscuro que parece de noche y se los llena todo de tristeza.



Fue un una reflexión corta, breve. Un chispazo, un relámpago poético. Un fogonazo natural de alegría que le atravesó el alma. Alejado, claro, de un quehacer poético escrito. Poesía de la comunión del ser humano con la naturaleza. Un pronto, un repente, un suspiro emocionado.


Solo hubiera necesitado, pero no sintió esa necesidad, un papel y un lapicero, o una pizarra y un pizarrín, para que hubiera quedado constancia escrita del momento.


-Porque, -dicen los campesinos-, lo escrito se puede leer y las palabras se las lleva el viento y no sabe uno si irán a parar a algún oído de persona para que pueda repetirlas.

No, no se sabe. Pero en este caso llegó hasta nosotros.


Esos instantes irrepetibles, como los del sr. Ezequiel Romero, se hacen eternos cuando ruedan de boca en boca. Entonces se hacen populares. No son de nadie y son de todos. Son del común, como ciertas parcelas de tierra en algunos municipios.


Empero para ello, en tiempos como los actuales, en que todo, o casi todo, florece y se mustia al poco rato, es imprescindible plasmarlos en letra impresa para que otro, uno cualquiera, pueda, al leerlos, ante un auditorio de amigos, sentirlos como propios y al mismo tiempo comunes en comunión con los demás.


La poesía, sin voz, sin música que nos acaricie el oído, no es casi nada; es, si acaso, tristeza de tinta que ha de borrar el agua o papeles que llevará el viento, al decir de Rafael Alberti.


Pues bien, para que la poesía pueda hacerse de todos y con todos música, palabra, emoción comunal... logre enraizarse entre la muchedumbre... por y para ese empeño ha venido recogiendo Isabel Escudero en escritura los instantes breves, los momentos fugaces que, en el trajín de sus días, alumbran su cotidiana existencia; esos fogonazos, esos relámpagos, esos chispazos escritos son como un diario de deslumbramientos: 'Relumbres de la mañana: / el rocío / en la telaraña'.


Por la mañana, por la tarde, por la noche; en la solana o en la umbría. En cualquier momento. Sobre todo en la umbría. Así se ven más claras, más brillantes, las cosas. No por casualidad el poemario de Isabel Escudero se titula 'Fiat Umbra' que ahora, en marzo de 2008, acaba de sacarle a la luz la Editorial Pre-Textos.


Un poemario donde ha querido dejar constancia de sus momentos. Momentos prendidos del universo humilde que le rodea, de pequeñas emociones que la naturaleza le trasmite, de reflexiones sobre la vida y sobre la muerte. Siempre alegres, luminosas, nada fúnebres. 'Tú y yo, / como la uña y la piel, / pero una astillita / le dio por joder'. Pudiera decirse que ha apartado lo oscuro, lo tenebroso de si. No dejando que el invierno amargue los días placenteros de la primavera y el verano. No permitiendo que haya una astillita que le de por joder. Que le entristezcan, como al sr. Ezequiel Romero, los días oscuros de la estación invernal.



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