Tus brazos son como alhelíes
de Carampangue y por tu boca uraña
me llama el avellano y los raulíes.
Tu pelo tiene olor a las montañas.
Acuéstate otra vez a mi costado
como agua del estero puro y frío
y dejarás mi pecho perfumado
a madera con sol y con rocío.
Pablo Neruda
(Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta)
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