jueves, 7 de diciembre de 2006

Iswe Letu: OTEIZA TRANSPARENTE

Lo he recordado ahora; ahora que veo, en una revista, el título 'Oteiza Transparente'.

Una vez llamé al escultor vasco por teléfono, para enterarle de que sus poesías... perdón, sus poesías no, los de un amigo suyo que había sido asesinado por la policía (creo que era uno de los fundadores de ETA) habían sido, ya, traducidas al euskera.

Este amigo de Oteiza no escribía en euskera, sino en castellano aunque fuera un fundador de este organización armada tan nacionalista. El contestador decía: 'este es el contestador automático de Jorge Oteiza, si quiere decir algún mensaje... no diga ni pio... estoy hasta los cojones de los inbéciles que llaman'. Me quedé de piedra.

Pero unos días antes, hablándole por teléfono del Homenaje a las Víctimas del Franquismo que estábamos preparando y queríamos que él participara, me dijo, sin que al parecer viniera a cuento, de que ya no se sabía matar y, por lo que dijo, se debía a que el MIR chileno (un grupo político de Chile -que no sé si ahora existe- que practicaba la lucha armada) había fallado en su intento de matar, en un atentado, a Pinochet.

Pero hay más anécdotas de este gran escultor y esto que voy a referir me lo contaron: una vez un tal Unzurrunzaga (creo que así se llamaba) y una chica, fueron a visitar a Oteiza a su caserío, cerca de Pamplona, para homenajearlo, para mostrarles su admiración y reconocimiento. El chico, y creo que ella también, acababan de salir de la cárcel, donde entraron después de alguna redada contra miembros de Eta. Les recibió de mala gana y al poco, sin previo aviso, les sacó una pistola y los puso contra la pared.

Así hizo Oteiza.

Luego de un rato (ellos estaban acojonados según decían los que lo contaban) les dijo:

-'¿A que jode, eh?... ¿Si?... Bueno, pues ahora os invito a una comida en el restaurante de ahí abajo'... 'Si está visto que no hay cojones'.

Y se echó a reir escaleras abajo en dirección al lugar donde iban a comer.

Así me lo contaron y así lo cuento. Y para que tuviera más visos de certidumbre el cuento, aseguraban quién era el tal Unzurrunzaga: un abogado que había actuado con Gurruchaga (ya sabéis el de la Orquestra Mondragón) en un programa que éste tuvo por Navidad hace unos años: el tal personaje Unzurrunzaga (o algo por el estilo) hacía de camarero en ese programa televisivo.

No hay comentarios: