miércoles, 22 de noviembre de 2006

Iswe Letu: Callage africano


Pinturas de Sawadogo
COLLAGE AGISYMBO

(Con versos de Aimé Césaire, Bernard Binlín Dadié,
Jean-Baptiste Tati Loutard y anónimos africanos)

Llegará, si no ha llegado aun, el momento favorable, dentro de esta tornadiza obscuridad, en que la emboscada silenciosa, desencadenará su injusto cometido.

Pero, quizás... soñemos: en esa hora de las quiebras tramposas, bien alimentado de infantes ocultos y de hermosos ensueños de tierra, existe nuestro sonoro pájaro de clarinete.

Ese pájaro, que dice que no nos entreguemos, añade, iracundo, a los vientos:

--¡Yo tampoco quiero ser el mensajero de los granos de perfume donde se recapitula y celebra el martirio de los brotes desarmados!

--¡Oh, si si, Chimborazo violento, toma por los pelos la cabeza del sol!: las balas trazadoras, ya lo sabes, aun decapitan las rosas en las mañanas de ensueño.

No todos los colibríes, ni todos los espejismos pueden resonar a olvido adormecido.

Si yo le dijese al manantial esto que ahora os voy a decir a vosotros brotaría con más fuerza emocionado:

--¿Qué es la pura hermosura sino ese peso completo de amenazas -balas trazadoras aun decapitan las rosas en las mañanas de ensueño- que embelesa e induce a la impotencia el batir indefenso de un párpado?...

Mejor sería adorar a la muerte abandonando nuestros dioses. Cuando, esta, destruye, descuartiza, asesina o mata, a las gentes... ¿qué están haciendo esos fantasmas?

Buena pregunta para este momento propicio en que, limpiada de sabandijas y parásitos, toda palabra es hermosa pero efímera, porque...

--¿Qué es la pura belleza sino la carga completa de amenazas que fascina y seduce a la impotencia el batir desarmado de un párpado?

De modo que arrancaremos enfurecidos esas máscaras a los mentirosos dioses que la vida ha inventado y luego las coronaremos para siempre con hermosos ensueños y sonrisas.

Crepitarán las misteriosas ternuras situadas en el corazón mismo de las palabras verdaderas con hermosas cabelleras de meteoros.

¡Ah!, habléis dicho hermosa cabellera: La más gallarda, la que es un chorro de sangre.

--¿Qué es por lo tanto la hermosura sino el letrero rasgado de una sonrisa sobre la cancela cobarde de un rostro?

Llegará, si no ha llegado aún, ese momento propicio en que, en las penumbras movedizas, silenciosamente, la deshonrosa emboscada, estrenará con celeridad su infame y feroz cometido:

Cercada en el corazón de esta tierra se liberará una miríada de sueños teñidos de despertares que, al emprender el vuelo al Monte - Sol, se ahogará, como siempre, entre risas, en el pico de las viejos cernícalos del conde cervantino.

Pero, quizás... soñemos: a la hora de las quiebras fraudulentas, nutrido de infantes ocultos y de hermosos ensueños de tierra, existirá nuestro alado clarinete.

Ese pájaro dirá que no nos entreguemos gritando entusiasmado:

--¡Oh, si, si, Chimborazo violento!: toma por los pelos la cabeza del Sol que las balas trazadoras aun decapitan las rosas en las mañanas de ensueño.

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